Ayuda a tus hijos a superar el miedo a Santa y los Reyes Magos

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Es posible que en vez de correr ilusionado hacia los personajes de Santa y los Reyes Magos que se encuentran en los centros comerciales, los bebés lancen gritos y comiencen a llorar desconsoladamente. Es una manifestación del miedo a los extraños y a lo desconocido.

“Los miedos infantiles son un proceso evolutivo por el que pasan los niños durante los primeros años de vida. Es un estado de alerta, una reacción adaptativa ante un peligro, una amenaza, o ante lo desconocido”.

Aproximadamente, entre los 6 meses y los 2 años de vida (aunque no es atípico ver un niño de 3 años), el niño atraviesa una fase normal de su desarrollo en el que siente miedo ante aquellas personas que no sean sus cuidadores habituales. Incluso de repente puede sentir miedo en brazos de personas con las que antes se encontraba a gusto.

Si al miedo a los extraños le sumamos que hablamos de personajes con trajes estrafalarios, con barbas enormes y rodeados de toda la parafernalia navideña, son absolutamente comprensibles los gritos y el llanto desconsolado de algunos pequeños.

No todos los niños son iguales, hay quienes se muestran encantados de poder conocerlos de cerca e incluso darles la carta en mano, un beso y lo que haga falta.

“Por su parte, tampoco todos los niños manifiestan el miedo de la misma manera. Algunos se muestran tímidos, otros salen corriendo, otros pegan gritos, etc”.

Pero tranquilos. No le quedará un trauma de por vida por haber tenido miedo a Papá Noel y los Reyes Magos de pequeño. A medida que el niño crece y va madurando los miedos se van superando. Claro que los padres somos fundamentales para ayudarles a superarlo a través de nuestra compresión y cariño.

Por supuesto, tenemos que respetar al niño y no forzarlo a estar con quienes se siente inseguro. Tener la foto del peque en su primera Navidad junto a Papá Noel o los Reyes Magos puede ser muy bonito, pero no lo presionéis porque es lo de menos si el niño no quiere. No recurráis tampoco a frases como “no tienes que tener miedo, es Melchor” ni nada por el estilo.

Si no lo véis aterrorizado, pero sí algo temeroso e inseguro, acompañadle vosotros. Estar en contacto con su figura de apego (mamá o papá), ya sea en brazos o de la mano, le dará mayor confianza para interactuar ante desconocidos.

Redacción Pediatría y Familia

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