Adolescentes y música: Mantenga sus oídos abiertos

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Adolescentes y música: Mantenga sus oídos abiertos

Los gustos musicales de un adolescente a veces pueden dar una idea de su estado de ánimo. Esto no es una ciencia exacta, por supuesto. Algunas veces ponemos música que refleja nuestros sentimientos más íntimos; otras veces la utilizamos para el propósito expreso de transformar nuestro estado de ánimo.

Sin embargo, ciertos géneros, como el rock pesado, hardcore, gótico, punk y rap, tienden a estar más asociados con el comportamiento rebelde y antisocial, el abuso de substancias, la autolesión y los pensamientos de suicidio, a diferencia del jazz, la música country y la música clásica, para citar tres ejemplos. Esto no quiere decir que no vaya a encontrar jóvenes que son modelos a seguir chocándose entre sí en el área de mosh al pie del escenario, o que todos los fanáticos del ídolo joven e inocente de moda sean castos y puros. Pero prestar atención a la música que a su hijo le gusta puede ser una manera de saber más sobre el grupo social al cual pertenece en la escuela. Algunos círculos de amistades se unen basados en un interés mutuo por un estilo de música en particular. Las canciones se convierten en himnos. Cada género tiene su propio código de vestimenta y actitud, los cuales los adolescentes adoptan como una forma de pedir prestada una identidad. Esto siempre ha sido igual, desde que el rock llegó y les dio a los jóvenes una forma de arte que podían adoptar, dice el Dr. Francis Palumbo, pediatra en Washington, D.C.

“Cuando era adolescente en los años 60”, recuerda, “básicamente habían niños que escuchaban música popular y aquellos que escuchaban rock. Y las distinciones entre ellos eran bastante claras”. Si un menor parece deprimido y aislado y escucha casi solo música cargada de temas de muerte y desesperación, “esto debería lanzar una bandera roja de que debe ponerle atención a la situación,” comenta. La música es sintomática del estado de ánimo de los menores, no de otras situaciones a su alrededor.

Sin embargo, no existe evidencia que vincule el suicidio de adolescentes con las letras de la música rock, independientemente de cuán deprimente y perturbadora pueda ser. De acuerdo con el Dr. Palumbo, “el suicidio no ocurre en un lugar vacío. Si escuchar la letra de una canción o ver un video puede empujar a un menor a ese punto, es casi seguro que otros sucesos lo provocaron. Creo que no se puede hacer responsable a un artista de ese tipo de acciones. Es parte de un panorama global, pero ningún factor será particularmente responsable del suicidio de un menor”.

Si su hijo escucha música que contiene ideas o palabras que usted considera inapropiadas para él, “es responsabilidad de un padre censurarla”, dice el Dr. Palumbo. “Pero hágalo de forma amable y considerada e investigue primero, para que así sepa a qué se está oponiendo”.

Advierta a los niños que no deben escuchar música con volumen excesivamente alto, especialmente si tienen puesto audífonos o auriculares. Según los Institutos Nacionales de Salud, uno de cada tres casos de pérdida auditiva se deriva, por lo menos en parte, de la contaminación por ruido de la vida diaria, incluida la música rock.

Cualquier sonido de ochenta decibeles o más puede causar daño auditivo potencialmente permanente. Entre más alto es el sonido, menos tiempo toma dañar su audición. Un típico concierto de rock o utilizar auriculares con un volumen máximo, alrededor de 110 decibeles, puede dañar los oídos de un niño en tan solo treinta minutos.

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