Por: Redacción Pediatría y Familia
Cuando recibimos a un bebé en casa, una de las preocupaciones esenciales de todos los miembros de la familia es asegurar su salud. Pues aunque el niño nace sano, su pequeño cuerpo no está preparado para resistir y combatir posibles infecciones. No en vano, los diferentes profesionales de la salud siempre recalcan a los padres -primerizos o no- la importancia de las medidas de higiene en el hogar.
Sin embargo, cabe resaltar que aunque la higiene es un factor esencial en la salud, también se deben tener en cuenta otros aspectos como la alimentación. De hecho, este es el más importante, pues sin importar el tipo de leche que recibe el recién nacido, no hay que olvidar que de ahí obtiene todos los nutrientes necesarios para su crecimiento y desarrollo. Para facilitar este proceso, en este artículo presentamos tres consejos que resultan útiles y sencillos de poner en práctica.
Aspectos para tener en cuenta…
La higiene del bebé depende de la higiene de sus padres: Puede que al inicio como padres experimentemos miedo o nos sintamos abrumados ante la fragilidad del niño. Y aunque es cierto, la buena salud del niño depende de las medidas que los adultos también tomen consigo mismos. Por eso, debemos lavar nuestras manos antes de tocar al recién nacido, cambiar el pañal o darle de comer. Como su cuerpo no tiene las defensas bajas, cualquier microbio que para nosotros sea inofensivo, en ellos puede causar serias complicaciones de salud.
Limpia correctamente al bebé tras cambiar su pañal: Muchas de las infecciones y microbios están presentes en nuestros desechos. Una manera de asegurar el bienestar del niño es limpiando muy bien su área genital, preferiblemente sin exagerar con las toallitas húmedas. Pese a que comercialmente las ofrecen como una excelente alternativa, su constante uso irrita la piel del bebé y puede crear hongos.
Presta atención a su ombligo: Vale la pena recordar que el ombligo es la cicatriz que queda tras el corte del cordón umbilical. Por eso, durante el primer mes de vida del bebé se debe revisar constantemente y limpiar la herida -preferiblemente- con gasa esterilizada. En ningún caso se debe quitar la piel muerta o reseca sino que se debe esperar a que los restos del cordón umbilical se desprendan por sí solos.