La dulce historia del bebé más pequeño del mundo contada por su madre

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La dulce historia del bebé más pequeño del mundo contada por su madre

Cuando nació Saybie, pesada lo mismo que una manzana.

Los nueves meses de embarazo se hacen largos y pesados para la mujer, y es que las ganas de tener al bebé en brazos hace que, por días o semanas, las agujas del reloj tarden más en avanzar. Aunque el deseo por ponerle al final cara a tu pequeño son inmensas, nadie quiere un parto prematuro y menos en la semana 23 de gestación, cuando la posibilidades de superviviencia para el pequeño son, según los expertos, escasas. Por suerte, las estadísticas se equivocan y, por eso, queremos compartir contigo la dulce historia del bebé más pequeño del mundo. 

El bebé más pequeño del mundo, ¡por fin ya en casa! 

Nació en diciembre y pesó tan solo 245 gramos, ¡era como una manzana! Su madre recuerda este momento con auténtico terror. ‘Estaba en la semana 23 y 3 días de embarazo y me empecé a encontrar mal. Pensé que eran molestias típicas de mi estado y fuimos al hospital. Allí me dijeron que tenía preclampsia y que el bebé tenía que nacer ya. ¡Yo estaba realmente asustada!”, comenta esta madre que ha decidido permanecer en el anonimato. 

Mientras ella estaba teniendo a su pequeña, los médicos le comunicaron al padre que el recién nacido no sobreviviría más de una hora y que podían estar ese tiempo al lado de la pequeña. Pero esos 60 minutos se convirtieron en días, y esos día en semanas y en meses. ‘Era pequeña y frágil, y podía caber en la palma de las manos de cualquier persona’, explican sus progenitores.

Fueron días muy duros porque, Saybie, nombre con el que las enfermeras la bautizaron, era tan pequeña que apenas se la veía bien en la cuna, pero todo el mundo la animaba, mimaba y cuidaba. Sobre su cunita de cristal había carteles que decían ‘Diminuta, pero poderosa’, y es que como dicen los médicos, esta pequeña tiene algo especial. ‘Es increíblemente fuerte y seguro que en la vida podrá hacer todo lo que se proponga’. De hecho, ya ha conseguido un logro: convertirse en el bebé más pequeño del mundo, aunque eso no lo buscaba ni lo deseaba ella o su madre.

La niña se enfrenta a enormes desafíos como bebé prematuro que nació antes de la semana 28 de gestación, como pueden ser problemas de visión y audición, problemas de desarrollo y muchas otras complicaciones. Muchos no sobreviven el primer año, pero hasta el momento, Saybie ha vencido las probabilidades. ¿Cómo las superó? Una mezcla de la genética correcta y la buena suerte, dijo el personal del hospital, pero algunos también creen que un factor más inexplicable estaba en juego. Ella es un milagro, eso es seguro.

‘Han sido meses de gran angustia, pero echo la vista atrás y lo recuerdo como una experiencia maravillosa’, explica la madre. Y es que ahora, por fin, cinco meses después, esta superviviente se ha graduado en la unidad de cuidados intensivos de un hospital de San Diego y para alegría de sus padres por fin está en casa.

En el hospital, todo el equipo, desde enfermeras, médicos, celadores, personal de seguridad, de limpieza o de recepción, están contentos porque todo haya salido bien, pero ha sido tal la implicación con esta pequeña y sus padres durante este tiempo, que no pueden evitar llorar al verla alejarse en el coche que su padre conduce. Mientras su madre solo puede exclamar, ‘Es el bebé más pequeño del mundo, pero es mi bebé’.

Lo que necesitas saber sobre la preeclampsia

El prematuro nacimiento de Saybie vino producido porque su madre sufrió preeclampsia, una afección grave que causa una presión sanguínea cada vez mayor en la mujer y que se suele darse alrededor del quinto mes de embarazo, es decir, de la semana 20 de gestación.

Se trata de una situación que puede poner en peligro tanto la vida del bebé como de la madre y que obliga a los médicos a intervenir casi de inmediato y provocar el parto de la mujer.

No existe una causa que determine que la mujer sufre esta afección, pero es más común en embarazos primerizos y en mujeres a partir de 40 años o adolescentes y, se cree, que podría haber también un factor genético por detrás (pregunta a tu madre o hermanas si en su embarazo tuvieron preeclampsia).

Los síntomas, en muchos casos, no son apreciables (malestar general), aunque se pueden establecer unos cuántos signos que nos pueden alertar de que algo no va bien, como problemas renales (menos producción de orina), dolores de cabeza intensos, hinchazón de extremidades, dificultad para respirar, náuseas y vómitos…

Ante cualquier duda, lo mejor es acudir al ginecólogo o irte de urgencias al hospital y allí evaluarán si pueden bajar tu presión arterial o si el parto es inminente para salvar tu vida y la de tu pequeño. Confía en los profesionales sanitarios, ¡ellos sabrán cómo actuar en esta situación!

Guía Infantil | Lidia Nieto

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