Los problemas para dormir son muy comunes durante los primeros años de edad de los niños. Ciertos problemas para dormir son más comunes en algunas etapas del desarrollo y pueden ser el resultado de nuevos sucesos y cambios en la rutina diaria. A menos que los problemas para dormir persistan o interrumpan con las actividades diurnas del niño, la comodidad y el calor paternal puede ser todo lo que el bebé necesite. Descubre el por qué del insomnio de niños y bebés.
El insomnio de niños y bebés es un trastorno
El insomnio de niños y bebés es un trastorno que se caracteriza por:
– La dificultad para dormirse solo
– Los frecuentes despertares nocturnos y la imposibilidad de volver a dormirse sin la ayuda de los padres
– Los sueños muy superficiales
– Dormir menos horas de sueño que las necesarias para su edad
Causas principales de la falta de sueño de los niños
– Malos hábitos del sueño. El 70 por ciento de los bebés comienzan a dormir más de 4 horas seguidas a partir del tercer mes de vida y el 83 por ciento duerme 8 horas al cumplir 5 o 6 meses. Solamente, el 10 por ciento de los niños con un año de edad todavía no duerme la noche entera. En esos casos, los niños deben ser re-educados y estimulados para dormir.
– Alteración de la rutina del bebé. Puede estar provocada por un cambio de casa, el nacimiento de un hermanito o un viaje. En los bebés muy activos, cualquier nueva situación como aprender a caminar o a gatear le causará excitación y no conseguirá dormirse. Los bebés son sensibles y perceptivos y la falta de sueño es el primer síntoma de que algo distinto está sucediendo.
Consecuencias del insomnio infantil
Un niño que se despierta con frecuencia durante la noche y cuenta además con la presencia de su madre para hacerle dormir otra vez, ya está acostumbrándose a un mal hábito para dormirse. Y teniendo en cuenta que, esa situación se repite noche tras noche, semana tras semana, mes tras mes, año tras año, no se puede ignorar que puede desestabilizar la armonía conyugal y, por lo tanto, familiar.
Cuando eso sucede, los padres recurren a las técnicas más lógicas. Permitir que el niño sólo se duerma en compañía de los padres significa que, a medida que el niño va creciendo, vaya exigiendo nuevas demandas. A partir de ese momento, puede surgir en los padres una sensación de frustración, de culpabilidad, de irritación, e incluso de rechazo hacia el niño por haber establecido su rutina de sueño de una forma poco apropiada. En cuanto a los niños, con esta actitud se muestran más irritables, ansiosos, inseguros y con gran dependencia hacia la persona que los cuida.