Pueden surgir muchas inquietudes acerca de la lactancia y más si es la primera vez que nos enfrentamos a esta experiencia y es normal que incluso podamos llegar a cometer errores. Lo que sí debemos tener en cuenta, es que no todos los bebés son iguales, por ende no todos se compartan de la misma manera.
No debemos cronometrar la lactancia en los primeros días, puesto que no existe un tiempo específico de alimentación para los recién nacidos. Los profesionales recomiendan que no se establezcan horarios ni condiciones para amamantar, el bebé debe recibir el pecho cada vez que sienta la necesidad de comer, esto evitará problemas digestivos y alteraciones del crecimiento.
No conviene darle al bebé el chupete o biberón cuando aún se encuentra en etapa de adaptación a la lactancia, ya que puede irrumpir con el agarre correcto. En caso de que el niño deba recibir un complemento dietario, puedes dárselo con una cuchara pequeña. una jeringa o un vaso.
Durante la noche, se produce más hormona productora de leche: prolactina. Una de las principales razones por las que los recién nacidos deben dormir cerca de su madre, es para garantizar la alimentación nocturna, que es fundamental para el buen desarrollo. En los primeros meses, no debes sustituir el pecho por biberones o suplementos adicionales.
Estudios han demostrado que el estrés afecta negativamente la producción de leche, asi que es importante que puedas relajarte y tomar descanso antes de alimentar a tu bebé. De esta manera tanto tú como tu bebé pueden disfrutar de una lactancia saludable.
Cuando empiezan a doler los pechos durante la lactancia, es señal de que el agarre del bebé está fallando y por eso lastima. Debes tener en cuenta que el agarre correcto incluye la areola y no solo el pezón. Si las molestias son causadas por lesiones en el pezón, puedes cambiar de posición a la hora de amamantar e intentar intercalar los senos por un par de días.