Antes de salir del hospital y llevarse a su bebé a casa, deben hacerle a su bebé una evaluación auditiva.
Aunque la mayoría de los bebés puede oír normalmente, entre uno y tres de cada 1,000 bebés nacen con cierto grado de pérdida de audición. Sin una evaluación auditiva para recién nacidos es difícil detectar pérdidas de audición en los primeros meses y años de la vida del bebé. Casi la mitad de los niños con pérdidas de audición no tiene indicadores de riesgo.
La evaluación auditiva para recién nacidos puede detectar una posible pérdida de audición en los primeros días de la vida de un bebé. Si se detecta una posible pérdida de audición, se realizarán exámenes a fondo para confirmar los resultados. Una vez que se confirme la pérdida de audición, se deberá iniciar un tratamiento e intervención temprana a la mayor brevedad posible. La intervención temprana se refiere a los programas y servicios disponibles para los bebés y sus familias con el fin de ayudar a afrontar la pérdida de audición así como aprender importantes destrezas de comunicación.
¿Por qué se le debe hacer al recién nacido una evaluación auditiva?
El tiempo es clave. Su bebé tendrá la mejor oportunidad de adquirir un lenguaje normal si cualquier pérdida de audición se descubre y comienza a tratarse hacia los seis meses de edad. Y cuanto antes, mejor.
¿Cómo se realiza la evaluación auditiva del recién nacido?
Ambas pruebas son rápidas (de 5 a 10 minutos), no causan dolor y pueden hacerse mientras el bebé duerme o está acostado y sereno. Se pueden emplear una o ambas pruebas.
¿Qué se puede hacer si se detecta una pérdida de audición?
El Acta de Educación para Individuos con Discapacidades (IDEA, por sus siglas en inglés) exige que se ofrezcan programas gratuitos de intervención temprana para bebés y niños con pérdidas de audición a partir del momento en que se identifique dicho factor.
El panorama es favorable para los niños con pérdidas de audición que inician un programa de intervención temprana antes de los seis meses de edad. Las investigaciones demuestran que estos niños suelen desarrollar destrezas de lenguaje a la par con niños de su misma edad que tienen una audición normal.