El divertidísimo juego del eco para reducir el estrés de niños y padres

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El divertidísimo juego del eco para reducir el estrés de niños y padres

Seguro que muchas veces te preguntas: ¿Por qué mis hijos necesitan sacarme de los nervios cuando podríamos disfrutar juntos más sin gritos ni peleas? ¿Te imaginas que tus hijos dejan montar follones cuando estás con ellos? Para reducir el estrés de los niños (y también de los padres), además de eliminar las tensiones en casa, te propongo el juego del eco. ¿Has oído hablar de él?

Acabar con el estrés de los niños y las tensiones en casa

El juego del eco te va a ayudar a mejorar la comunicación y vas a fomentar que todo lo bueno que tienen tus hijos se vea más. De esta manera vas a reducir los malos comportamientos de manera paulatina, haciendo más pequeño también el poder del lado oscuro de las tensiones familiares. Y, además, sin duda, conseguiréis reducir el estrés de la familia.

Seguramente tus hijos saben lo que es el eco. Si no lo saben, debes explicarles que es simplemente el fenómeno acústico que se crea cuando gritas algo y ese mensaje se te devuelve. A veces sucede que estás en un túnel o frente a una montaña, gritas ‘¡Hola!’ y el túnel o montaña te devuelve otro ‘¡Hola!’. En casa puedes probar a gritar en el cuarto de baño.

Una vez que saben qué es el eco, debes explicarles que la relación con las personas funciona igual que un ‘eco’. ¿Cómo es eso? Pues que no importa lo que uno le ‘grite’, es decir, no importa cómo uno trate a otra persona, esa persona lo tratará a uno de la misma manera. Si uno a otra persona la trata con odio, la otra persona no lo va a tratar a uno con amor. Si uno trata a otra persona con desconfianza, la otra persona no lo va a tratar a uno con confianza. Igual que sucede con un eco y como nosotros tratemos a otros, ellos nos devolverán el mismo trato.

Cómo funciona el juego del eco

Cada persona usa una hoja en blanco en la que dibuja tres columnas en las que se pueda leer:

– Nombre: Escribe los nombres de las personas con las que vas a jugar al juego.
– Relación: Escribe a la altura de cada nombre qué tipo de relación quieres crear con esa persona. Por ejemplo: amor, confianza, diversión, etc.
– Dar: Escribe lo que le vas a dar a cada persona para crear esa relación deseada. Por ejemplo: ‘ser más detallista’, ‘no pelear’, ‘darle las gracias’, etc.

Por otro lado, en vertical os tenéis que poner al resto de los miembros de la familia: Papá, mamá, hermano… Debéis repetir esta tabla tantas veces como personas queráis jugar, para que cada una tenga la suya.

Si te fijas, no existe una columna de ‘Recibir’ porque el eco solo funciona si das el primer paso y si eres pro activo: la montaña te repite ‘¡Hola!’ si tú antes has gritado ‘¡Hola!’. De la misma manera, uno no puede esperar que las otras personas te traten bien si tú no lo haces primero. Primero tienes que ‘Dar’ para crear la comunicación y la relación que uno desea.

Una vez que cada miembro de la familia tiene su tabla de ‘El Eco’, durante las próximas tres semanas, cada noche la familia se reúne por unos 5-10 minutos antes de cenar o de dormir para que cada uno comparta si cumplió su lista de ‘Dar’ de ‘El Eco’ con cada persona. El resto de la familia complementa lo que cada uno va diciendo, resaltando acciones que cumplen ‘El Eco’ que tal vez el integrante de la familia ni siquiera se dio cuenta que hizo e invitando a aprovechar más oportunidades para seguir cumpliendo ‘El Eco’.

Espero que te resulte divertido compartir tiempo de comunicación real alejados del ruido de la televisión, del teléfono móvil y de tantas distracciones que tenemos hoy en día que nos conectan desconectándonos de las personas que amamos.

¿Por qué este juego es tan efectivo?

Una vez leí que lo afectivo es efectivo, y es totalmente cierto. Tus hijos para crecer y desarrollarse necesitan caricias emocionales afectivas y las van a buscar a cualquier precio. Si no reciben la ración diaria de caricias positivas que necesitan para crecer y desarrollarse, como es por ejemplo:

  • que les dediques tiempo de calidad.
  • que les escuches sin prisas.
  • que les veas jugar o que juegues con ellos.
  • que les digas lo orgullosa que estás de ellos.
  • que les digas y les muestres tu amor con palabras unidas a hechos.

Así que no lo olvides, si no les das la caricia emocional (como se hace en este juego) que necesitan van a recurrir a las artes oscuras de la fuerza para conseguir tu atención. ¡Sí! Te la van a liar, van a buscar caricias negativas y te van a buscar las cosquillas. Te van a sacar de tus casillas y van a acabar enfadándote solamente para que dejes lo que estás haciendo y les dediques tu tiempo.

¡Sí, suena perverso y retorcido! Pero es lo que nos hacen nuestros hijos cada vez que sienten que no estamos ahí al 100% con ellos cuando nos necesitan. Por ese motivo tienes que estar preparado para hacerte la labor de educar más sencilla.

Es muy curioso, pero en el momento que tus hijos se cargan de caricias positivas, también se llenan de energía y dejan de necesitarte tanto. Esto les permite funcionar solos con autonomía hasta que gastan esa energía del amor. Es justo en el momento en que se descargan o que les suceda algo que les sobrepase o les haga sentir miedo o perder seguridad cuando van a volver a reclamar su caricia positiva. Esas caricias positivas que les des serán su dosis de cuidado, amor y atención para seguir desarrollándose de manera sana y equilibrada.

La necesidad de padres y niños de estar juntos

Parece mágico pero en el momento que te comprometes a dedicar un tiempo al día solo para ellos, dejando de lado el resto de ‘ocupaciones y tareas de la vida adulta’, la relación con tus hijos se relaja y su comportamiento y su rendimiento académico mejoran.

Recuerda que la felicidad de tu familia depende en un 50% de los genes, un 40% de actividades intencionales que realizáis y un 10% de circunstancias que os rodean. Piensa en que las actividades intencionales son:

  • Conductuales: como por ejemplo hacer ejercicio, ser amable, estar tiempo juntos y con atención de calidad, escucharos, aceptaros, saber poner límites, reíros juntos y jugar.
  • Cognitivas: que ayudan a pensar de manera crítica para adoptar una visión optimista de la vida y de lo que te sucede.
  • Motivacionales: que te permitan identificar y mantener las metas que al conseguirlas.
  • Emocionales: mostrando abiertamente vuestros sentimientos y vuestro amor. Reconocer todo lo bueno que tienen tu peques.

Probad el juego del eco… ¡y acabad con las tensiones en casa!

Guía Infantil | Mario Pinel

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