Por: Redacción Pediatría y Familia
Cuando una mujer descubre que esta en embarazo, a medida que transcurren los meses, aparece y se afianza una importante duda que las ecografías y los ultrasonidos no logran resolver del todo: ¿se parecerá mi bebé a mí? ¿se parecerá a su papá? ¿a quién saldrá más semejante? En todos los casos, el parecido de los seres humanos está determinado por el historial genético familiar. Es decir que, no siempre el bebé se parece exclusivamente a sus padres.
Se debe tener en cuenta que, los genes que cada individuo recibe de sus progenitores (genotipo) es un proceso que se lleva a cabo desde la concepción. Cada célula sexual (óvulo y espermatozoide) aporta la mitad de la información genética que recibirá el nuevo ser. Entre ellas, la características físicas que nos hacen únicos e irrepetibles, conocidas en el mundo de la ciencia como fenotipos. Algunos prevalecen durante generaciones y se convierten en marcas familiares, mientras que otras cambian por la acción de diferentes factores o sencillamente desaparecen.
Pero en todos los casos, la apariencia del bebé vendrá condicionada por los genes dominantes. Como no todos los genes de ambos padres son igual de fuertes, algunos rasgos o gestos dependerán de la madre y su familia y viceversa. También, cabe destacar que no significa que permanecerán iguales durante toda la vida del niño, ya que varias características y rasgos cambian con el tiempo o se esconden para reaparecer más adelante.
¿Qué rasgos heredará mi hijo de mí?
Dentro de la lista de rasgos más dominantes en todo el mundo, los científicos enumeran las siguientes:
– Las pieles morenas son más dominantes que las pieles claras. Si en los padres hay diferentes tonalidades de piel, lo más probable es que predomine la tonalidad más oscura o que el tono de piel del niño sea un ‘intermedio’ entre ambas.
– Lo mismo ocurre con el color de los ojos. Por lo general, los ojos oscuros suelen heredarse con mayor frecuencia, pues son un gen muy dominante. Sin embargo, siempre pueden haber sorpresas -en especial si abuelos o generaciones anteriores- eran de ojos claros.
– ¿Sabías que estudios afirman que la inteligencia se hereda de la madre? Por supuesto, no hay que dar nada por sentado puesto que el desarrollo cognitivo depende de la nutrición, la estimulación y otros factores.