Ser hijo único es difícil, tanto para padres como para el propio niño. Es importante saber educar a un hijo único, ya que los niños sin hermanos tienen el privilegio de disfrutar de sus padres sin tener que repartir su amor, pero también experimentan la soledad de no poder compartir sus experiencias con un igual dentro de la familia, además de ser el punto de mira de sus padres en todo momento.
Consejos para educar a un hijo único
Por eso, los padres deberíamos tener en cuenta algunos consejos para educar a un hijo único que nos pueden ayudar especialmente en sus primeros años de vida.
1- No darle al niño todo lo que pida: Uno de los principales problemas de los padres de hijos únicos es que compensan la falta de compañeros de juego comprando todo tipo de juguetes, eso unido a la ilusión que nos hace a los padres regalarles cosas, convierte las habitaciones de los niños en pequeñas jugueterías en las que los niños ya no saben qué juguete escoger. Esta mala práctica convierte a los hijos únicos en caprichosos y egoístas.
2- Aprender a decirles no: La culpabilidad de los padres ante la soledad del hijo único en ocasiones se intenta compensar con una flexibilidad mal entendida de los padres, que permiten y consienten todo lo que el niño hace. Es importante poner límites a sus exigencias si no queremos convertirlos en niños tiranos.
3- Independizar a los niños de los padres: Es normal que los niños sin hermanos tiendan a preferir la compañía de los adultos que la de los propios niños ya que pasan más tiempo con ellos participando de sus conversaciones, además de reclamar constantemente que juguemos con ellos. Es importante recalcar la individualidad de los niños y reforzar su juego en solitario o con amigos para que no dependan tanto de nosotros.
4- Socializar a los niños lo antes posible: Los hijos únicos tienden a ser niños solitarios, con lo que es necesario que los socialicemos cuanto antes, llevandoles al parque, metiéndoles en la guardería o invitando amigos a casa.
5- No volcar todas nuestras expectativas y frustraciones en ellos: Estos niños suelen ser el centro de la mirada constante de sus padres, no pueden echarle la culpa a los hermanos de sus errores ni de sus males, con lo que los padres suelen ensalzar demasiado sus actitudes o culpabilizar excesivamente cada una de sus acciones. Esto les convierte en niños egocéntricos que están acostumbrados a ser el centro de las miradas, y por otro lado, deben asumir el estrés de las expectativas que los padres ponemos en ellos y que no pueden repartirse entre varios hermanos.
Guía Infantil | Patricia Fernández