La importancia de aprender a disfrutar con los hijos

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La importancia de aprender a disfrutar con los hijos

De padres alegres, hijos alegres.

El niño, desde muy pequeño, a través de las neuronas espejo, es contagiado por los estados emocionales de los adultos que le cuidan, una madre alegre criará a un hijo alegre, una madre depresiva tendrá un hijo triste.

Los padres tenemos que dejar salir el niño que llevamos dentro, nuestra parte más infantil, jugar con nuestros hijos, hacernos pequeños para acercarnos a ellos. Divertirnos con nuestros hijos es la mejor manera de enseñarles a divertirse, a ser risueños y alegres, a saber disfrutar de las actividades de ocio y de los ratos de recreo. Y es que, de padres alegres, hijos alegres. Tenemos que aprender a disfrutar con nuestros hijos.

Aprende a disfrutar con los hijos

El niño cuando ríe se siente feliz, alegre, activo, abierto a explorar su entorno y a entusiasmarse con cada pequeño logro. Un niño que siente que papá y mamá están cerca cuidándole se siente seguro y explora su entorno, es un pequeño investigador, asombrándose de cada nuevo descubrimiento.

Disfrutar con los hijos y divertirnos sin dejar de ejercer de padres, estableciendo límites y transmitiendo valores que les ayuden  a tomar decisiones y a conducirse en la vida de acuerdo a unos principios éticos y morales. Incluso en los momentos en los que imponemos nuestra autoridad debemos sentirnos serenos y alegres, autoridad no significa enfadarse, debe estar unida a firmeza y constancia e incluso se puede ejercer jugando.

Chesterton decía “Cuando muy niños, no necesitamos cuentos de hadas, sino simplemente cuentos. La vida es de por sí bastante interesante. A un niño de siete años puede emocionarle que Perico, al abrir la puerta, se encuentre con un dragón; pero a un niño de tres años le emociona ya bastante que Perico abra la puerta.”  No hacen falta grandes cosas para entusiasmar a nuestros hijos más pequeños, una mariposa, las pompas que salen del jabón, correr detrás de una hoja que se lleva el viento, su capacidad de asombro es ilimitada y les despierta la ilusión.

También podemos utilizar la diversión para cambiar el estado de ánimo de nuestros hijos cuando se instalan en una actitud negativa y desafiante. Los niños más mayores puede que no respondan bien a las bromas de sus padres, podrían interpretarlo como una falta de respeto a sus sentimientos y sentirse heridos. Los niños más pequeños pueden reaccionar de manera positiva, sorprenderles con alguna broma o juego improvisado puede convertir su irritabilidad y nerviosismo en diversión, risas y una buena relación.

Juegos para disfrutar con los hijos

Existe una gran variedad de actividades divertidas que podemos hacer en familia, por ejemplo, relatar historias. Uno empieza una historia, el siguiente añade una frase, el tercero añade otra más y así sucesivamente. En este tipo de juegos conviene fomentar la espontaneidad, esto ayudará a nuestros hijos a saber responder a los imprevistos que les surjan en la vida de una manera receptiva potenciando la flexibilidad.

Otra actividad podría ser representar distintas situaciones o personajes y adivinar quiénes son. Los clásicos juegos de mesa, excursiones en bicicleta, hacer un postre, etc. son una ocasión estupenda para estimular en nuestros hijos el espíritu de equipo.

Los padres que juegan con sus hijos les capacitan para las relaciones sociales, les ayudan a conectar con los demás. Las experiencias positivas que viven con sus padres constituyen su modelo de relacionarse en el futuro, promoviendo relaciones positivas y sanas.

Guía Infantil | María José Ruíz Pastor

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