Los Reyes Magos, cómo contar el secreto sin perder la magia

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Cuando llega la Navidad, los niños esperan con ilusión la llegada de los Reyes Magos de Oriente. A medida que nuestros hijos crecen, los padres debemos ser los primeros en explicar correctamente la magia de la navidad para que la ilusión no se pierda.

“Los padres debemos ser conscientes de cómo desvelar el secreto y de escoger el momento adecuado trazando una estrategia”.

Estos son algunos consejos para explicar a los niños la historia de los Reyes Magos, y cómo contar el secreto sin perder la magia, empleando los medios propicios para contar a los niños la verdad de la Navidad.

La verdad de los Reyes Magos: el momento propicio

“El momento más adecuado para contarles a los niños quiénes son los Reyes Magos se fija, en términos generales, a la edad de los ocho años”.

Sin embargo, como habitualmente ocurre con todos los temas relacionados con la educación del menor, hay que tener en cuenta que los procesos de evolución y  desarrollo son diferentes en cada niño. Unos maduran más tarde que otros y esto es algo que conviene respetar siempre.

La preocupación de los padres corre paralela a la ilusión de los hijos y la tristeza de unos y otros se puede equiparar cuando las cosas se hacen mal al “decirles la verdad”. ¿Cómo lo evitamos?

Consejos para contarles la verdad de los Reyes Magos

Lo primero que recomiendan tener en cuenta los expertos al desvelar el secreto de los Reyes Magos es que vale más un año antes que unos minutos después. Esto quiere decir que si prevemos que van a enterarse de este gran secreto en la escuela o con amigos, lo mejor es que nos adelantemos.

Con esto lo que conseguimos es que los niños confíen en nosotros porque ven que los tratamos como a iguales. Comprueban que les contamos cosas de mayores. A los ocho años, nuestros hijos están ya en tercero de primaria por eso conviene que en segundo se les vaya dejando caer que comienza un nuevo ciclo y que van a dejar de ser niños.

Así, entre las cosas que tendremos que contarles durante el trascurso de tercero estarán:

–   El misterio del ratón Pérez
–   El secreto de los Reyes Magos
–   El tema de la sexualidad

Cuando los niños se enteran fuera de casa de cosas de este tipo, sienten inevitablemente que sus padres los han traicionado.

“Queda así demostrado que las explicaciones anticipadas que les podamos ir dando harán que confíen un poquito más en nosotros”.

No olvides que este aspecto es clave de cara a la adolescencia. La mutua confianza se tiene que ir fraguando antes de que ese momento haya llegado.

Evita romper la magia al contarles la verdad de los Reyes Magos

El “cómo” también es muy importante. No se les puede soltar la historia de sopetón. Hay que decirles que el Niño Jesús y los Reyes Magos existieron, pero que fue hace mucho mucho tiempo.

Les diremos también que cuando las majestades de Oriente obsequiaron al recién nacido, este se puso tan contento que se tomó la decisión de que todos los niños del mundo recibieran un regalo por Navidad. Como los Reyes Magos ya no están, ¿quién mejor que papá y mamá para ocuparse de esta tarea?

La verdad se suaviza un montón de esta forma y así conseguimos que no dejen de tener ilusión por hacer su carta, por ir a la cabalgata o por acostarse pronto en esta noche tan mágica. Su enfado es un riesgo lógico pero podemos evitarlo en gran medida si les pedimos que guarden el secreto. Los hacemos nuestros colaboradores y les explicamos que seguramente haya muchos niños de su clase que no lo sepan todavía.

Es importante que les recordemos esto porque si no irán a la escuela con el cuento y harán a muchos pequeños perder la ilusión antes incluso de que sus padres quieran que dejen de creer. Les explicaremos que los que tienen que escoger cuando contarlo son los papás de cada uno y que ellos son ahora guardianes de nuestro secreto. Funciona muy bien eso de “confiamos en tu madurez”.

Hijos de distintas edades: a cada uno en su momento

“Si tenemos varios hijos, tendremos que respetar los tiempos. La vía fácil sería contárselo a todos a la vez pero si tienen edades distintas tenemos que comprender que esto no es del todo justo”.

Si el paso anterior, el de confiar en la madurez del pequeño, se le ha transmitido con eficacia, será fácil que guarde el secreto y no les diga nada a sus hermanos pequeños. Aunque es cierto que resulta más complicado mantener el misterio con un hermano que con un compañero porque el niño sabe que para su hermano es un ejemplo a seguir y quiere contarle todo lo que sabe para incrementar esa sensación de superioridad.

Todos nuestros hijos tienen derecho a disfrutar del mismo tiempo de ilusión. Si para el mayor escogimos los ocho años, así será también para los demás. Contadas las cosas con cuidadosa atención y elaborada consistencia, con humanidad, claridad y coherencia, logramos que nos comprendan y que deseen con impaciencia estar en posesión de un secreto que guardar.

Y si ya les han contado la verdad de los Reyes Magos, es decir, si se nos han adelantado no tenemos que alarmarnos. Tranquilizaremos a nuestros hijos tomándonoslo con humor. No se lo podemos negar porque pensarán que les mentimos. Nos sentaremos con ellos y dialogaremos. Abordaremos el tema con normalidad y les invitaremos a participar con nosotros del misterio de la Navidad.

Redacción Pediatría y Familia

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