Otro beneficio de los ritos familiares es que abre los espacios para compartir en núcleo, por eso son tan importantes los bautizos, las peticiones de mano, logros académicos, matrimonios y las graduaciones.
Uno de los cambios que se han producido en este mundo cada vez más acelerado es que se han perdido algunas tradiciones o ritos familiares. Por las distancias, la diversidad de horarios, reuniones, viajes, trabajo, escuelas y decenas de motivos a padres e hijos les cuesta estar juntos y practicar hábitos como grupo. Las preguntas que caben en este escenario es si es factible retomar costumbres y cuán beneficioso es que como familia se mantengan tradiciones.
Carolina Llorente, siquiatra infanto juvenil, dice que es real que se ha perdido el compartir momentos en familia. “Hoy tendemos hacia una sociedad cada vez más individualista y las razones son múltiples. Cada uno anda en lo suyo y eso se puede ejemplificar en que si los hijos necesitan información no llaman a los papás sino que buscan en Internet o que los chiquillos prefieren comer en sus habitaciones y no le encuentran sentido a sentarse a la mesa con sus padres y hermanos”. Y el sentido es estar juntos como grupo, compartir lo que hicieron en el día, mirarse a los ojos. “Con esto cobra sentido cuando los papás llegan a la consulta por un problema de sus hijos y te dicen “es que nunca nos dimos cuenta” y claro que puede ser que no se hayan percatado, ya que hay pocos momentos para darse cuenta, porque no se ven, no se miran, no hablan…”,
En la actualidad, a la hora del almuerzo son pocas las familias que se reúnen y la cena casi no existe, por lo que la costumbre de comer juntos se ha dejado para los fines de semana. “Si los sábados o los domingos son los únicos días que podemos estar reunidos, todos los integrantes deben sumarse y reservar ese momento de la semana.
Después de la comida, el que tenga algún panorama, puede salir… Ajustarse a ciertas normas y tradiciones familiares es vital, adultos y niños deben entender eso y respetar. A los jóvenes les cuesta un poco, pero al final lo agradecen”.
Las vacaciones son otro tema. A muchos hijos no les gusta salir con los papás, a los adolescentes especialmente, pero todos deben hacerse la idea de que es el momento del año en que están todos liberados de obligaciones y hay que aprovecharlo. “Todos están con ánimo relajado, con ganas de descansar y pasarlo bien y eso no se puede desperdiciar… Cada uno puede aportar ideas para que cada integrante tenga la oportunidad de hacer lo que le gusta, pero con su familia”.
Con las celebraciones pasa algo similar. “Antes se celebraban los santos, los aniversarios de matrimonio y ahora con suerte los cumpleaños, eso se ha perdido y es una lástima, porque este tipo de instancias sirve para congregar a la familia, ese es el real sentido. Todo el mundo va y se arregla, eso implica que la gente le da una importancia a esos ritos”. Habla de un grupo entusiasta, creativo…
Celebrar diferente
La siquiatra dice que algunas tradiciones se van perdiendo al ir asimilando otras costumbres. La Navidad, por ejemplo que tiene una connotación religiosa, cuenta con figuras que son del hemisferios norte, como la nieve y Santa”.
Si bien hay un déficit de tradiciones nacionales, hemos ido acomodando una nueva forma de hacer cultura. Como sea, los ritos y las ceremonias son importantes para el desarrollo de la sociedad y de las personas y tienen un sentido y hay que reforzarlos, mantenerlos en el tiempo, pues el gran sentido o significado que tiene es estrechar relación con la congregación familiar y que poco practicamos.
Entonces, ya sea aprovechando las instancias propias de nuestra cultura, como las festividades religiosas que traen consigo ciertos ritos y costumbres que pueden resultar entretenidos para el grupo familiar si se realizan con participación y opinión de todos, también podemos ser creativos y generar espacios propios y originales, ya sea en torno a los juegos, a las comidas, a los fines de semana, a la decoración de la casa, a las vacaciones, a la celebración de los cumpleaños, a la música, al deporte. Temas no faltan, tan solo el sello particular y personal que la familia quiera otorgarle en su realización.
Aunque en la niñez o en la adolescencia hay resistencia a estas costumbres, cuando los hijos son adultos adoptan las mismas tradiciones. Es común que cuenten cómo se celebraban las fiestas en su familia o cuáles eran los panoramas que hacían en grupo en determinada fecha del año. “Uno siempre piensa que será diferente a los papás y al final te das cuenta de que adoptas casi las mismas formas, si se aprendió que los ritos son importantes lo más probable es que eso no se borre y perdure”.
Reencantarse con la familia
A juicio de la profesional es muy importante que el niño crezca en una familia que tenga tradiciones, ritos o costumbres, porque con el paso del tiempo los seres humanos buscamos estructuras, buscamos un grupo para insertarnos, entonces si la familia tiene un sentido de cuerpo, este joven va a querer acunar ese estilo y no otro. Si carece de ese sentido, el riesgo que se corre es que va a buscar otros grupos de identificación y de referencia que tal vez no sean los mejores. “Si los hijos ven y viven en un núcleo con sello propio es muy raro que busquen grupos de referencias que distan de los valores y de la cultura de su familia”.
Otro riesgo es que al eliminarse los ritos se eliminan las instancias para estar juntos, para compartir, “para mirarse” y eso en un mundo como el actual cuesta mucho, porque cada vez hay menos espacios para esto.
De ahí la importancia de rescatar estos espacios y tradiciones, y de encontrar esta identidad familiar que fortalecerá a todo el grupo. Si tenemos éxito en esta tarea, puede constituirse en una buena fuente de seguridad y alegría para la familia.