El ketchup es una de las salsas más populares entre los más pequeños, que, en ocasiones, pueden abusar de ella condimentando todos los platos que pasan por sus manos con esta salsa de tomate.
Si bien el ketchup es un habitual en prácticamente todos los hogares, pocos padres se fijan en la lista de ingredientes, salvo en casos de alergias. Por tanto, en Pediatría y Familia analizamos el ketchup y te explicamos por qué tus hijos no deben tomar mucho ketchup.
Los ingredientes del ketchup, según la receta original, son tomate, azúcar, vinagre y condimentos como cebolla, ajo, pimienta, pimentón, canela, mostaza etc.
Sin embargo, “en la actualidad, los ketchup industriales rara vez contienen más de un 10% de tomate, dejando un 90% a la libertad del fabricante”.
Este 90% contienen básicamente agua, almidones, espesantes, sal, vinagre, colorantes, saborizantes, especias y condimentos y, azúcar, “mucho azúcar”. Así que, debemos limitar el consumo de ketchup de nuestros hijos por varios motivos:
Si bien la cantidad de sal del ketchup es muy variable, algunas marcas comerciales llegan a superar los 3 gramos de sal por 100 gramos de salsa de tomate, algo peligroso en la infancia, aumentando el riesgo de padecer hipertensión en la adolescencia y la edad adulta –debido al sodio presente en la sal. Considerando una de las marcas cuyo contenido en sal sea medio, unas 3-4 cucharadas soperas de ketchup ya superan la cantidad de sal que un niño debe consumir diariamente, por lo que hay que tener cuidado con las raciones.
Otros ingredientes, como el jarabe de maíz alto en fructosa, responsable del sabor dulce del ketchup, se relacionan, con problemas en la salud del consumidor, según los resultados de diversos estudios científicos. Este jarabe es básicamente azúcar, es decir, glucosa y fructosa, pero está más procesado aun que el propio azúcar refinado y, lo que es más importante, puede crear adicción. Los niños sienten una particular atracción por el ketchup, y el jarabe de maíz alto en fructosa es, probablemente, el responsable de la misma.
Por: Redacción Pediatría y Familia