Redacción Pediatría y Familia
Un buen número de padres cree que la televisión es un gran apoyo para dormir a los niños. El asunto es muy simple: los pequeños se acuestan en su cama, acompañados por su mamá o papá a ver cualquier programa. Aunque muchos niños forcejean con el sueño, al final acaban rindiéndose a la ‘magia’ que el televisor ejerce sobre ellos.
Si eres de este grupo de madres y padres, aunque es probable que ya lo sepas, esta actividad no está recomendada por pediatras, ni otros médicos especialistas. De acuerdo con expertos, los niños que están expuestos a la televisión mientras se quedan dormidos, son más propensos a padecer diferentes trastornos de sueño. Dentro de ellos se cuentan las pesadillas.
Un par de estudios recientes, llevados a cabo en Estados Unidos, afirman que los niños que tienen un contacto diario y prolongado con televisores y otras pantallas, no aprenden a equilibrar su organismo a la hora de descansar. Esto ocurre a causa de la sobreexcitación cerebral; es decir, una situación provocada por todos los estímulos sensoriales que están presentes en las películas y programas de televisión.
Además, a la hora de descansar, los cerebros infantiles no logran realizar el proceso de forma adecuada. Se ha demostrado que el sueño infantil es el momento que el cerebro y el organismo del niño asimilan los aprendizajes y realizan nuevas conexiones neuronales. Cuando un niño no descansa correctamente o sus fases del sueño se alteran por este tipo de factores, el rendimiento cognitivo del niño y la evolución de sus habilidades, disminuye.
Para muchos expertos en el tema, este tipo de aparatos tecnológicos ni siquiera deberían estar en la habitaciones de los pequeños. Lo ideal es que el niño ya tenga sus rutinas caseras y escolares. Si ve programas de televisión, que siempre los relajen y sean adecuados para su edad.
Aunque sabemos que el mundo tecnológico nos impide deshacernos de sus avances, es mucho mejor acostumbrar al pequeño a realizar actividades diferentes antes de dormir. Se le puede regalar 1 hora de televisión a cambio de un cuento o un juego en la noche.
