Los niños se quejan de dolores de estómago por muchos motivos — con frecuencia para no ir a acostarse a la hora de dormir. O tal vez para evitar ir a la escuela. O tal vez “por tener los ojos más grandes que la barriga” y comer demasiado a la hora de la cena.
El dolor abdominal persistente (a menudo llamado simplemente dolor de estómago) es común pero por lo general y por fortuna no es grave en los niños. En algunos casos, no se puede determinar ninguna causa física y el dolor se denomina dolor funcional o sin causa específica, y está posiblemente relacionado con el estrés emocional. A veces, los espasmos en el tubo digestivo pueden causar dolor. Un niño que llora puede tragar gas, lo cual puede causar malestar abdominal. Es importante tener en cuenta que el dolor puede ser real, aunque no haya ninguna causa obvia.
El dolor abdominal repentino que persiste puede requerir atención inmediata, especialmente si su hijo tiene síntomas adicionales, tales como un cambio en su patrón intestinal, vómitos, fiebre con temperatura de más de 100.4 °F (28 °C), dolor de garganta o dolor de cabeza. Aun cuando no puede encontrar ninguna causa física, el sufrimiento del niño es genuino y debe recibir la atención adecuada.
Llame a su pediatra inmediatamente si su bebé es menor de 1 año y muestra signos de dolor de estómago (por ejemplo, levantó las piernas hacia el abdomen, llanto inusual); si su hijo de 4 años de edad o más joven tiene dolor de estómago recurrente; o si se despierta con dolor abdominal que no lo deja dormir.