Existen normas de educación y buenas costumbres que se pueden inculcar a los niños desde que son pequeños. Casi desde que nacen, podemos comenzar a enseñarles por la vía del ejemplo. Una buena idea para dar el primer paso consiste en tratar de eliminar en los niños gestos sencillos como meterse el dedo en la nariz, bostezar exageradamente, toser o estornudar sin disimulo…
Para un adulto, estos pequeños “espectáculos” resultan, a veces, incluso divertidos, pero si no los corregimos pronto podrían terminar convirtiéndose en feas costumbres. Este es el quiz de la cuestión de cómo enseñar educación y buenas costumbres a los niños.
Buenas costumbres para la educación de los niños
Estos son algunos buenos modales prácticos que debemos enseñar a nuestros hijos, sobre todo, en lo que se refiere al respeto a los demás:
– Enseñarle a decir las palabras mágicas: por favor, dar las gracias y pedir perdón.
– Saludar al entrar o al salir de casa o de la de un amigo.
– Dejar las cosas en su sitio, tanto las del colegio, como la ropa y las mochilas.
– No gritar ni chillar, y procurar siempre sonreír.
– Se dicen las cosas buenas de los demás y no las malas, y menos delante de otros.
– No coger sin permiso ni estropear las cosas que no son suyas. Prestar las cosas.
– No interrumpir a los adultos cuando están hablando.
– Toser poniendo la mano en la boca, y poner la mano cuando se bosteza.
– Evitar los “tacos” o palabrotas y palabras ofensivas a los demás.
– Saber escuchar en silencio, mirar al que habla.
– Sentarse bien en la mesa y en el pupitre del colegio.
Consejos para enseñar educación y buenos modales
– Utiliza los elogios. Hay que tener mucha paciencia y calma con nuestros hijos pequeños para educarles en los buenos modales, pero hay una regla de oro que nunca debemos olvidar: es mucho más eficaz centrarte en reforzar lo que tu hijo hace bien que en corregir continuamente sus faltas. Los elogios son una gran arma para que tu hijo se sienta seguro.
– Pasa a la práctica. Es imposible que nuestro pequeño entienda aún el verdadero sentido de la generosidad. Por ello, más que la virtud en sí procuraremos inculcarle mediante actos concretos el hábito de dar, compartir y ceder.
– Evita improvisar. En la educación de nuestros hijos no debemos improvisar. Podemos elaborar un calendario progresivo de objetivos en la adquisición de ciertos hábitos de higiene: lavarse la cara y los dientes, las manos, ducharse solo…
– Fomenta la coherencia entre el padre y la madre. Si el padre le dice al niño que se ha de comer con los cubiertos, la madre le ha de apoyar y viceversa. No debe caer en la trampa de “déjale comer como quiera, lo importante es que coma”.
– No hay reglas uniformes, porque cada hijo es diferente: mientras a unos tendremos que perseguirlos para que entren en la bañera, a otros tendremos que insistirles para que jueguen libremente con el barro y se pringuen bien.
Y además…
– Cada semana, podemos inventar un juego nuevo de buenos modales. Por ejemplo, apuntar cuántas veces ha dado las gracias y han pedido las cosas por favor; cuántas veces ha conseguido comer sin levantarse y con la postura correcta; cuántas veces han logrado no interrumpir una conversación de los mayores, etc.
Hacer Familia|Conchita Requero