Comuniones que parecen minibodas, ¿qué está ocurriendo?.
La primera comunión, una celebración a la que cada vez se le da más importancia desde el punto de vista adulto sin pensar en lo que piensan los niños. Es decir, están siendo ideadas y elaboradas por y para adultos.
Y es que las comuniones están perdiendo poco a poco su sentido más espiritual, para convertirse en un evento a la altura de una boda. Sin embargo, es un error organizar la comunión del niño como si de una boda se tratara.
Podemos ver a familias que están durante meses con todos los preparativos para festejar el evento en cuestión. La compra del traje, el fotógrafo oficial, invitaciones cada vez más creativas y complejas, los regalos para los invitados, reservar el restaurante de moda, la larga lista de invitados, ver cómo se sentarán, Photocall,Dj, etc. Y todo lo que podamos imaginar. Cuando queremos darnos cuenta ya no será una comunión, sino la boda de un niño de 10 años.
Hoy en día la media en el gasto de una comunión está en unos dos mil quinientos euros, aunque es cierto que podemos llegar a ver gastos de cinco mil e incluso ocho mil euros. Hay muchas familias que acaban pidiendo créditos al banco para poder afrontar los gastos.
Las comuniones se han visto despojadas del sentido más íntimo de la celebración: el espiritual. De este modo, adquieren un sentido más superficial donde los adultos y los propios niños dejarán de valorar este tipo de celebración por lo que realmente es para entrar en comparaciones y en la competición por ver cuál es la mejor.
Debemos preguntarnos si llevar este tipo de celebración religiosa a tal nivel es bueno en la educación de los niños. Qué se transmite a los pequeños con este tipo de fiestas por todo lo alto. Son diversas la razones por las que los adultos preparan este tipo de celebraciones.
Sea como fuere, este tipo de fiestas desmedidas son perjudiciales y tienen consecuencias negativas en los niños ya que se les da el mensaje de que pueden tener todo lo que ellos quieran sin ningún esfuerzo. Esto ocurre cuando los niños no son conscientes de todo lo que tienen que hacer y de lo que se tienen que privar los adultos. Es decir, no se les da la oportunidad de aprender a valorar lo que tienen.
Enfocar la fiesta de la comunión desde el punto de vista adulto y con tantos preparativos es un error. Aun así, no hace falta tampoco ser austeros para que diferencien lo importante de lo que no lo es, y sean conscientes de los esfuerzos de los preparativos.
Guía Infantil | Borja Quicios