Síncope (mareo y desmayos). Una disminución temporal en el flujo sanguíneo al cerebro lo que tiene como resultado una inconsciencia o desmayo. Muchos trastornos, algunos de ellos graves, los pueden ocasionar.
En adolescentes, los desmayos generalmente resultan ser debidos a un síncope vasovagal”; dice la neuróloga pediatra Dr. Patricia Crumrine del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh.
Su pediatra puede también referirse a este como un síncope neuralmente mediado. El problema no es grave, aunque un niño puede llegar a sufrir lesiones y laceraciones debido al colapso.
“El síncope puede comenzar debido al dolor, fatiga, calor, ejercicios, estrés, incluso emociones intensas, como el golpe de escuchar algunas noticias alarmantes o ver una escena de miedo en una película”.
“En respuesta, el corazón se contrae con más fuerza que la usual”. El sistema nervioso, detecta esto y reacciona de forma exagerada. Disminuye la velocidad de la acción de bombeo, incluso una caída repentina en la presión sanguínea.
Al mismo tiempo, estrecha los principales vasos sanguíneos, incluso aquellos que llevan sangre al cerebro. Generalmente, las víctimas jóvenes recobran la conciencia después de unos pocos minutos, sin ningún efecto crónico, y tienen memoria completa de los hechos.
Repentino mareo leve, seguido por pérdida de conciencia y colapso.
El síncope vasovagal pasa a través de muchos árboles genealógicos. “Cuando revisamos el historial de familia del paciente”, dice la Dr. Crumrine, “con frecuencia descubrimos que un pariente cercano experimentó síntomas similares a una edad aproximada”.
Con frecuencia se puede llegar a un diagnóstico solamente con base al historial y posiblemente con la prueba de la mesa inclinada. Este procedimiento sencillo y no invasivo conlleva a sujetar al joven paciente a una mesa mecánica, luego inclinarla a una posición casi parada. Permanece en este ángulo durante diez a quince minutos.
“El desmayo que ocurre debido a una caída rápida de la presión sanguínea y la frecuencia cardíaca se considera un resultado positivo para el síncope vasovagal”.
No se preocupe, ya que una vez la mesa se baje, los latidos del paciente y la circulación regresarán a lo normal y recuperará la conciencia. El médico puede ordenar una variedad de pruebas adicionales para descartar otras afecciones, como convulsiones (epilepsia) y trastornos cardíacos.
Esto también contribuye al síncope vasovagal. Sus jóvenes deberían tomar el equivalente de por lo menos ocho tazas de agua y otros líquidos al día.
A cambio se sacrifica el potasio; por lo cual, con frecuencia, se agrega un suplemento de potasio cuando los jóvenes pacientes empiezan con los medicamentos.
El atenolol trabaja por una vía de un mecanismo completamente diferente. El beta bloqueador desacelera el latido y evita las poderosas contracciones que cambian en el reflejo de desmayo. La Disopiramida, también disminuye la fuerza de la contracción, pero pertenece a dos grupos diferentes de agentes: antiarrítmicos y anticolinérgicos.
La medidas a continuación pueden ayudar a los adolescentes que son propensos a desmayos a reducir la frecuencia de episodios futuros:
Las otras dos causas comunes de mareos y desmayos en los jóvenes son la hiperventilación y la hipotensión ortostática. “Ortostática” significa “ocasionada por posición erguida”; “hipotensión,” “baja presión arterial”.
Los adolescentes con esta condición pueden sentirse mareados y débiles debido a que se paran demasiado rápido de una posición prona. La caída en la presión sanguínea está relacionada con el crecimiento de la pubertad que ocasiona un centro de elevación rápida de gravedad y expansión del volumen de sangre.
Redacción Pediatría y Familia