Diferentes formas de jugar según la personalidad del niño
Al igual que el dibujo infantil, el juego es una vía de acceso a las fantasías inconscientes de los niños. A través de los juegos los niños exteriorizan miedos, conflictos, aprendizajes y dificultades.
En el juego el niño muestra su inteligencia, su voluntad, su carácter dominador y su personalidad. La riqueza expresiva que demuestre, la cantidad de materiales que utilice, la rigidez o flexibilidad en sus juegos son indicadores del modo de ser y de funcionar del niño. Así. Un niño que siempre juega a lo mismo con los mismos materiales es un niño falto de creatividad, poco expresivo e incluso obsesivo.
Qué podemos saber de nuestro hijo según sean sus juegos
El temperamento, la personalidad y los conflictos de cada niño se expresan en el tipo de juego que eligen y en la forma de jugar. Observar a qué y cómo juega el niño, permite realizar una lectura de su estado emocional, analizar sus defensas, su nivel de tolerancia a la frustración, sus fortalezas y dificultades, ansiedad, agresividad, su dependencia o independencia e incluso su desarrollo intelectual.
Pero al igual que en el dibujo infantil siempre debemos tener en cuenta la edad del niño y qué es lo esperable para su nivel evolutivo y cómo es su contexto sociocultural y familiar. No obstante la elección de los juegos es a menudo muy significativa.
Cómo es el niño según su forma de jugar
1. El niño creativo, fantasioso e imaginativo. Elige juegos en los que pueda pintar, modelar, dibujar o construir. Preferirá los juegos de imitación o de rol, en los que puede emplear disfraces, muñecos o títeres. Mediante el juego simbólico los niños entrenan distintos roles personales en los que pueden poner en práctica diferentes emociones y conductas, así como exteriorizar preocupaciones, conflictos o inquietudes. Este tipo de juego aparece a partir de los dos años en todos los niños, pero unos sienten más necesidad que otros en participar y enriquecerse de este juego.
2. El niño tímido, retraído, precavido o miedoso. Lo veremos frecuentemente jugar solo, sobre todo en el parque y en el patio del cole. En casa le gusta jugar con mamá o papá a los que pide frecuentemente que se integren en su juego. Es un niño al le cuesta mucho establecer relaciones con otros niños de su edad y juega poco en grupo. Al faltarle seguridad en sí mismo busca juegos tranquilos en los que no destaque mucho entre los demás.
3. El niño impulsivo, inquieto, enérgico o explorador. Prefiere juegos corporales, es decir, todos aquellos juegos en los que el niño necesita moverse, saltar, correr,explorar, subir y bajar, luchar y pelear… Este tipo de juegos normalmente son los preferidos y más empleados por niños pequeños ya que su cuerpo es su principal fuente de aprendizaje. Los niños corren y saltan para poner en práctica sus habilidades psicomotrices y para descargar tensiones acumuladas, pero también pelean y luchan para saber hasta dónde pueden llegar.
Son niños que juegan también a juegos a los que llamamos de arrebato o de desorden, donde gritar lo más fuerte posible, correr hasta perder el aliento, girar sobre sí mismo con toda rapidez, etc., es lo fundamental. Estos juegos son frecuentes cuando los niños juegan en grupo, en el patio o parques y es muy raro que se dé cuando el niño juega solo.
A lo largo de su desarrollo el niño va variando su forma de jugar cambiando sus preferencias por el tipo y la forma de juego. Los niños más pequeños prefieren juegos movidos, aquellos que les supongan un reto para practicar sus recién adquiridas habilidades psicomotrices, quieren correr, trepar, saltar … Mientras que los más mayores van decantándose cada vez más por los juegos de reglas, participativos, sociales o competitivos.
Cuando el juego de nuestro hijo nos indica algún problema
Estaremos alerta cuando el niño:
– Presenta dificultad para jugar.
– Los personajes que escoge son crueles o perversos.
– El lenguaje que emplea es inadecuado.
– Repite una y otra vez el mismo juego y se obsesiona con los materiales que escoge, o bien tiene muy baja tolerancia a la frustración en relación a su edad cronológica.
Guía Infantil | Sara Tarrés