La importancia de enseñar a los niños a escuchar

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Por qué a veces parece que no nos escuchan? ¿Realmente nos entienden? ¿El problema es que no nos prestan atención? Se les advierte de que no hagan algo y a los dos minutos lo hacen, como si estas palabras no hubieran salido de la boca de los padres o se hubieran perdido en el camino al oído del niño. Y no, no es que haya un problema auditivo que impida la recepción del mensaje, es que sencillamente el menor no sabe escuchar. Pero los padres podemos ayudarlos y enseñarles a escuchar.

¿Por qué parece que no escuchan los niños?

Hay que tratar de entender a los niños. En las edades tempranas las personas tienen todo un mundo por conocer y mucha curiosidad. Por este motivo no es de extrañar que no se detengan a escuchar las palabras de los padres. Sus ganas de explorar, jugar y divertirse hacen que en muchas ocasiones los mensajes de los padres se pierdan por el camino. Reciben demasiados inputs all mismo tiempo.

También puede suceder que el mensaje que les llega no les interese y desconecten o incluso se enfaden haciendo imposible todo diálogo. Es en estos casos en donde hay que actuar con mayor firmeza ya que normalizar estas situaciones puede desencadenar en un comportamiento inaceptable en los niños. En cualquiera de los casos hay que enseñar a los niños a escuchar lo que les dice un adulto.

Técnicas para enseñar a escuchar a los niños

Enseñar a escuchar a los más pequeños es muy importante. Hacerles entender la necesidad de atender a los demás para conocer sus opiniones, sentimientos y saber cuándo se han equivocado es algo que debe estar presente en su educación. Para conseguirlo se puede recurrir a varios métodos, estos son algunas ideas para estimular la escucha:

– Acompañar el diálogo con gestos. En ocasiones una palabra puede perderse en comparación con el resto del escenario, sin embargo algunos gestos como fruncir el ceño o realizar algún movimiento contribuirán a captar la atención de los más pequeños.

– Nunca dejar que interrumpa. En ocasiones, estamos hablando con el niño y de repente interrumpe sin pedir permiso de palabra. Esta actitud le debe ser reprendida de forma inmediata y recordarle que no era su turno y que debe atender a lo que le decimos. Esto también debe aplicarse en aquellos momentos donde el adulto dialoga con otra persona y su hijo de repente se mete en la conversación.

Eliminar distracciones. Si hay que decirle algo a los niños, hay que optar por ocasiones en donde los elementos que los distraigan no estén presentes. De este modo si queremos hablar con los más pequeños hay que evitar que estén leyendo, que la televisión esté encendida o que estén jugando ya que así les será más difícil desatendernos.

Mirarlos a ellos y pedirles que devuelvan la mirada. De este forma no sólo habrá contacto auditivo, también habrá una conexión visual que hará más difícil que el niño pueda desviar su atención hacia otros asuntos. Es una manera de trabajar la escucha activa.

Damián Montero

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