“”””El azúcar está más presente de lo que creemos en nuestras vidas y en nuestra alimentación. No son pocos los productos que contienen este ingrediente y que hacen que nuestra dieta incorpore unos niveles más altos de los recomendados por los especialistas en nutrición.
De hecho algunas autoridades sanitarias como las del Reino Unido advierten de que los más pequeños de la casa ya han tomado la cantidad de azúcar recomendada mucho antes de salir de casa para el colegio.
Cuidado con el desayuno
Gran parte de culpa de estos datos la tiene el desayuno. Esta primera comida del día que debería estar compuesta por leche, cereales y fruta, en ocasiones se sustituye por repostería industrial con altos niveles calóricos y por supuesto de azúcar refinada. Aunque este ingrediente también está presente a través de otros productos a priori inofensivos.
Muchos de los zumos envasados contienen altos niveles de azúcar, aunque muchos padres no ser percatan de ello y sirven estas bebidas en el desayuno pensando que es un jugo natural cuando en realidad no lo es. Los batidos y cereales de chocolate también están demasiado presentes en el primer menú que muchos niños se encuentran en la mesa antes de salir de camino al colegio.
Los especialistas expresan que la cantidad de azúcar que un niño debe tomar a lo largo del día es de 19 gramos para los niños de entre 4 y 6 años, y de 24 para los de entre 7 y 10. Pero tal y como refleja este informe del Reino Unido, estas cantidades casi son tomadas en el desayuno y no tardan en ser consumidas con el pasar de las horas, como por ejemplo en la comida que los menores hacen en el recreo.
Cuidado con el recreo
Si en el desayuno se toma la mitad del azúcar recomendado, es quizás en el recreo en donde se alcance el cupo recomendado. Muchos niños toman a media mañana nuevamente bollería industrial y otros productos con altos niveles de este ingrediente como zumos envasado que muchos alumnos se llevan para acompañar sus bocadillos.
Además algunos centros escolares cuentan con cafeterías en donde se venden chucherías, las cuales también suponen un aporte demasiado alto de azúcar para el niño. Esto, sumado a la dosis que traían de casa hacen que a la hora del almuerzo los jóvenes ya no deban tomar más de este ingrediente o que incluso ya se hayan sobrepasado. Pero no es así, cuando retornan a sus hogares, continúa la ingesta de este producto.
Bebidas carbonatadas, salsas, golosinas, chocolates para la merienda… todos estos productos que están muy presentes durante el resto del día del niño vuelven a aportarle una nueva dosis de azúcar.
Recordando que en el desayuno ya se había ingerido la mitad de la cantidad recomendaba, quizás antes de la cena ya se haya duplicado o incluso triplicado. Un motivo más que demuestra que hay que cuidar la alimentación de los más pequeños de la casa.
Damián Montero