Niños

Niños que no comen. Qué hacer si el niño no tiene apetito

Los niños y la comida no siempre se llevan bien. Como los adultos, los niños pasan por temporadas en las que comen estupendamente, y otras en las que no lo hacen tanto. En ocasiones, las más, esto es sólo una apariencia, porque el niño, en realidad, está comiendo todo lo que necesita, o al menos lo que requiere en ese momento, y no es para alarmarse.

Si un niño siguiera incrementando las cantidades de comida ingeridas de manera exponencial como lo hace durante el primer año de vida, se convertiría en un obeso antes de empezar la primaria. Sin embargo, la falta de apetito es algo que, en general, preocupa a las madres.

Niños que comen mal

Cuando nos encontramos con un niño que manifiesta poco interés por la comida, debemos considerar abordar la situación desde dos frentes:

– Fomentando el apetito, esto es, dejándoles quizás elegir la vajilla de su personaje favorito, el color de sus cubiertos, elaborando comidas vistosas y atractivas que “entren por los ojos”. 

– Por otra parte, controlando el ciclo natural de hambre-saciedad en el niño, observando sus necesidades para determinar cuando ofrecer la comida, estableciendo tiempos cortos a las comidas, sin tenerle horas y horas frente al plato y dejando que él mismo controle su alimentación, es decir, permitiéndole que regule la cantidad de comida.

Nosotros decidimos el intervalo entre sus comidas y el tipo de alimento que ofrecemos, dejemos que sea el propio niño el que decida cuánto quiere comer, siempre recordando que nunca se debe obligar a comer a un niño. Obligarle a comer un determinado alimento es la mejor forma de lograr que lo odie para el resto de su vida, mientras que si no se le fuerza acabará probándolo. Evolutivamente los niños tienden a rechazar los sabores desconocidos por simple supervivencia, así que es natural que sean reacios a probar alimentos nuevos, lo harán poco a poco y en pequeñas cantidades.

5 consejos para padres de niños sin apetito

A medida que van creciendo, los niños tienen cada vez mas estímulos, a la par que más obligaciones, y abandonar sus ratos de ocio (juegos, amigos, tele…) para comer no es algo que les apetezca, por lo que suele ser de utilidad mantenerse fieles a unas rutinas y horarios establecidos. Es importante también mantener ciertos hábitos:

– Comer juntos en la mesa, sin televisión o juguetes que nos distraigan e integrando al niño en nuestra conversación en la mesa. Toda la familia se queda en la mesa hasta que se termina de comer, estableciendo un tiempo límite. No se puede estar dos horas removiendo el plato.

– Enseñar con nuestro ejemplo, comer despacio, masticar correctamente, mantener una dieta variada y equilibrada.

– Poner en el plato lo que el niño come, no llenarlo excesivamente esperando que se coma cantidades industriales, no merece la pena, lo pasaremos mal nosotras y se lo haremos pasar mal al niño. Siempre puede pedir más si se lo termina.

– Evitar comer entre horas, sea lo que sea. Es muy útil detectar en que momentos el niño empieza a tener hambre y en base a eso establecer los horarios en que tomará sus comidas y snacks. Por supuesto evitar las chuches y el chocolate, que no deben comerse más que de vez en cuando.

– No hacer comidas especiales, toda la familia come lo mismo, a unos les gustará más el menú de un día y a otros el de otro, para gustos, colores. Es evidente que el día que le guste menos, comerá menos, todos lo hacemos y hemos de respetarlo.

Recordad siempre que obligar no es la solución, así como tampoco lo es gritar o castigar, sobornar, ni guardar la comida para la merienda o la cena. Cuanto más tranquilos estemos mejores resultados obtendremos.

Guía Infantil | Carlota Reviriego

¡Haz clic para puntuar esta entrada!
(Votos: 0 Promedio: 0)

Artritis Idiopática Juvenil

Nuestro patrocinador

Suscríbete a nuestro Newsletter

Nuestro patrocinador

Revista digital

Nuestro patrocinador