Un tema que a muchos padres nos ha tocado vivir, es el hecho de que existen temporadas en las que nuestros hijos parecen disfrutar más al lado del otro padre, preferirlo e incluso mostrar cierto rechazo hacia nosotros. Si ese es tu caso, debes saber que probablemente es una etapa que acabará pasando. En esta ocasión, hablamos sobre por qué los niños prefieren o quieren más a papá que a mamá, o viceversa.
Hasta antes de los 2 años la figura de apego más fuerte normalmente es la madre, tanto por las características biológicas de la maternidad, como por la estructura social que favorece que sea ella quien pasa más tiempo con él. Sin embargo, poco a poco los niños empiezan a cortar el cordón umbilical, a ampliar su red de referentes y a aceptar en ella una nueva y enriquecedora relación con el padre.
A partir de este momento la intensidad del apego a la madre o al padre puede variar y no hay reglas establecidas para ello ni respuestas únicas del por qué sucede en cada caso. Muchas veces depende obviamente del estilo de crianza que ejerce cada uno, de la edad, del sexo, del tiempo que pasan con cada uno, de su carácter y el tuyo, de sus intereses, etc.
Que prefiera estar con mamá o papá todo el tiempo no significa que quiera más a uno o al otro, ni tampoco que así será siempre, solo que en ese momento de su desarrollo se encuentra más identificado con alguno de los dos.
Si hemos hecho lo mejor que hemos podido para mantenernos afectivamente cerca de nuestros hijos, no hay ningún motivo para sentirnos tristes, decepcionados o desbancados por el otro padre ni para pensar que estamos haciendo algo mal. Normalmente son etapas y ten por seguro que llegará tu turno.
Obviamente es importante aclarar que no podemos intentar estar en su top 1 de preferencias si no seguimos una serie de acciones básicas para ganarnos ese lugar:
1. Compartir los cuidados que proporcionamos a nuestro hijo.
2. Tratar de pasar suficiente tiempo con él y que este sea de calidad.
3. Dar muestras de amor y respeto a nuestra pareja.
4. Conocer a nuestro hijo, escucharlo, observar lo que le gusta, lo que disfruta y compartir con él sus intereses.
5. Participar activamente en temas de disciplina y decisiones sobre su día a día.
6. Controlar nuestras emociones, en especial el enojo.
7. Involucrarnos en todo lo que le pasa en casa, en el colegio, en el deportivo, etc.
8. Demostrarle abiertamente nuestro cariño.
9. Ser coherente entre lo que decimos y lo que hacemos.
10. Ser consistentes, reaccionar siempre de la misma forma a circunstancias similares.
11. Darle siempre un buen ejemplo.
A continuación vamos a detallar algunos comportamientos o reacciones que no podemos tener y otros que sí para saber cómo actuar en caso de que nuestro hijo quiera más a papá que a mamá, o al revés.
Lo que NO hay que hacer:
Lo qué SÍ hay que hacer:
En el momento que menos te lo esperes vendrá a ti.
Guía Infantil | Gabriela Matienzo