Las necesidades nutricionales de cada individuo, sea de la edad que sea, son diferentes, y por tanto su ingesta debe serlo también.
Estas ingestas no pueden establecerse por edades ni por género, ya que, aunque las necesidades basales podrían considerarse relativamente similares – siempre que el peso y la altura lo fueran -, los niños no son todos igual de activos, por lo que no deben comer lo mismo.
Cada niño es un mundo, es único en su forma de comer, en su apetito, en sus necesidades nutricionales. Según el estudio ‘Just three more bites‘ (Sólo tres bocados más), realizado en la Universidad de California, 85 por ciento de los padres o cuidadores obliga a comer a sus hijos todo está en su plato. Por ello, no compares lo que come tu hijo con lo que comen sus amigos. Solo él sabrá la cantidad de comida que necesita.
Partiendo de esta base, es muy difícil determinar cuánto debe comer nuestro pequeño, pero lo que sí es mucho más evidente es que nunca, bajo ningún concepto, hay que obligar a comer a los niños. Conoce las razones:
De hecho, los estudios más recientes establecen que el sobrepeso se empieza a labrar en la infancia, y cada vez más niños lo sufren, siendo este, junto con el sedentarismo, uno de los principales motivos, aunque no el único.
Estamos limitando su autonomía, lo cual les frena a la hora de tomar decisiones, en este caso sobre su alimentación, encubriendo y reprimiendo las señales de saciedad de su propio cuerpo, de nuevo favoreciendo el sobrepeso y allanando el camino hacia la obesidad.
Lo mejor que podemos hacer es observar a nuestros hijos, ofrecerles porciones adecuadas según lo que observemos, y respetar que sus necesidades pueden variar de un día a otro. Si la oferta de alimentos es saludable, con alimentos de alta densidad nutricional, nuestros hijos sabrán cuánto comer para cubrir sus necesidades.
Guía Infantil