De hace un tiempo a esta parte se habla cada más sobre el Trastorno por Déficit de Atención y/o Hiperactividad. Sin embargo, a la hora de hacer el diagnóstico con TDAH en niños, los psicólogos nos encontramos con algunos problemas. En primer lugar, existe una discusión sobre si este trastorno realmente existe o si ha sido ‘inventado’ y, por otro lado, nos enfrentamos a ciertos prejuicios y circunstancias que generan muchas dudas a la hora de diagnosticarlo. A continuación hablamos sobre todo ello.
¿Realmente existe el TDAH?
Algunos profesionales mantienen abierto un debate sobre la existencia o no del Trastorno por Déficit de Atención con/sin Hiperactividad (TDAH). La clave no está en decidir su existencia o no, ni es una decisión que deban tomar un grupo de profesionales. Si hay una cosa clara es que la neurociencia revela que las personas con TDAH presentan rasgos inusuales en el funcionamiento cerebral como, por ejemplo, un patrón del desarrollo del cerebro más lento en ciertas áreas cerebrales.
Teniendo en cuenta los datos de los diferentes estudios (como el reciente Hoogman et al. 2017) el debate de la existencia o no del trastorno, tiene poca relevancia.
Hoy en día, sabemos que el TDAH es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por una serie de síntomas como déficits en atención, impulsividad y/o hiperactividad que se mantienen durante un período de tiempo prolongado superior a 6 meses, entre otros criterios, como señala la American Psychiatric Association.
Problemas al hacer el diagnóstico de TDAH en niños
Los profesionales detectamos, en nuestro día a día en la práctica clínica, algunas barreras que dificultan realizar un buen diagnóstico de TDAH. A continuación, os mostramos algunas:
1. Sobrediagnóstico
Debemos admitir que el TDAH es un trastorno que ‘está de moda’, del que se habla mucho y que nos hace pensar en él con gran facilidad cuando se detecta alguna dificultad de atención, impulsividad o hiperactividad, ya sea en niños o en adultos.
Por ello, algunos datos revelan que, en la actualidad, hay un sobrediagnóstico de este trastorno. Es posible que haya aumentado la incidencia de este trastorno, pero ¿realmente hay más casos de este Trastorno del Neurodesarrollo? ¿O es cierto que las dificultades en atención e impulsividad tienden a etiquetarse con mayor frecuencia como TDAH debido a un mal diagnóstico diferencial?
2. El TDAH se puede dar junto a otros trastornos
Estas últimas preguntas nos dan pie a comentar otras de las barreras que nos encontramos los profesionales y es la alta comorbilidad del TDAH con otros trastornos, es decir, el TDAH puede coexistir con otros como el Trastornos del Aprendizaje (TANV), Trastornos de Conducta, Trastornos del Espectro Autista, etc. como señalan en estudios como el de Hervás y Durán en 2014.
Además, los déficits en atención o la impulsividad también están presentes en otros trastornos, lo cual dificulta mucho hacer un buen diagnóstico diferencial. Sobre todo, a edades tempranas cuando aún hay una gran variabilidad en los síntomas y muchas funciones cognitivas no han adquirido un desarrollo óptimo.
3. No se educa poniendo normas y límites
La siguiente barrera que nos encontramos para hacer un buen diagnóstico es saber diferenciar entre si el niño tiene TDAH o si ha sido educado sin límites. ¿El niño no termina la tarea, no permanece quieto o no respeta el turno de palabra debido a las dificultades atencionales e impulsividad? ¿O el niño no sigue unas normas de comportamiento y hace lo que le apetece?
En algunos casos, el perfil neuropsicológico del niño está dentro de la media de su grupo de edad y la clave de su comportamiento impulsivo y disruptivo es fruto de la desobediencia porque no se le han establecido unas normas y límites.
4. El tratamiento farmacológico como primera elección
En términos generales, cuando hay un diagnóstico de TDAH, la primera elección de tratamiento suele ser el farmacológico. Como pueden imaginarse, la medicación en niños es un tema controvertido y a lo que se oponen muchos padres. Por tanto, muchos de ellos evitan realizar una evaluación neuropsicológica a su hijo o hija con el fin de evitar dicho diagnóstico y así descartar la posibilidad de un tratamiento farmacológico para él. Si, al final, el niño presenta un TDAH y no se toman las medidas oportunas, esto repercutirá en su rendimiento académico, en la interacción con sus iguales (ámbito social) y en su autoestima (ámbito emocional).
En la actualidad no existe un tratamiento curativo para el TDAH, pero el tratamiento multimodal, que combina las intervenciones farmacológicas y psicológicas, es el enfoque que ha mostrado ser el más efectivo en este trastorno, como se ha demostrado a través del grupo de trabajo de la Guía de Práctica Clínica sobre las Intervenciones Terapéuticas en el TDAH de 2017.
En resumen, estas solo son algunas barreras con las que nos encontramos los profesionales a la hora de realizar un buen diagnóstico de dicho trastorno; sin mencionar otras como los prejuicios o creencias de cada persona (cada padre y cada madre). Por ello, para hacer un buen diagnóstico diferencial del TDAH es fundamental utilizar medidas objetivas para la evaluación de las funciones cognitivas y descartar herramientas de evaluación basadas en opiniones y observaciones de los padres, tutores legales y/o profesores como son los autoinformes y cuestionarios para padres.
Referencias bibliográficas
- American Psychiatric Association (2013). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Quinta edición. DSM-V. Masson, Barcelona.
- Grupo de trabajo de la Guía de Práctica Clínica sobre las Intervenciones Terapéuticas en el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH). Guía de Práctica Clínica sobre las Intervenciones Terapéuticas en el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH). Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud (IACS); 2017 Guías de Práctica Clínica en el SNS.
- Hervás, A. & Durán, O. (2014). El TDAH y su comorbilidad. Pediatría Integral XVIII (9): 643-654
- Hoogman, M. et al. (2017). Subcortical brain volume differences in participants with attention deficit hyperactivity disorder in children and adults: a cross-sectional mega-analysis. The Lancet. 4 (4), 310-319
Melina Núñez Martín. Psicóloga General Sanitaria | Guía Infantil