Cuando usted realiza cambios en el estilo de vida de su familia que puede involucrar desde lo que sirve en la mesa hasta cuándo pueden encender la televisión, no se sorprenda si a veces, su hijo en edad preescolar y sus hermanos se molestan (o peor que eso).
Si va a ayudar a su hijo adolescente a controlar su peso, puede esperar refunfuños y quejas y hasta algunas explosiones de histeria. Cada vez que haga cambios como menos comidas en restaurantes de comida rápida o más actividades físicas para toda la familia, probablemente habrá algunos gruñidos. Si no tiene cuidado, puede sentirse tentado a ceder ante este enojo y permitir que su hijo coma una dona o vuelva a encender la televisión. Pero este enfoque socavará sus demás esfuerzos por controlar su peso.
Para reducir las posibilidades de que su hijo reaccione con enojo, asegúrese de que los cambios que haga apliquen a toda la familia. Si sirve diferentes comidas a su hijo con sobrepeso a la hora de la comida, se sentirá solo y aislado. Sin embargo, si todos comen un plato saludable de frutas como postre, es más probable que lo acepte como la nueva forma de hacer las cosas.
Cuando ocurran explosiones de histeria, es bueno contar ya con un plan para enfrentarlos de una manera eficaz. Hable con los otros adultos en su hogar y pónganse de acuerdo anticipadamente en cómo responderán a estas rabietas por los cambios en el estilo de vida de su familia. A continuación encontrará algunas sugerencias.
- Mantenga la calma. No reaccione al enojo de su hijo enojándose usted también. Esto solo los confrontará a ambos e intensificará las diferencias, en lugar de resolverlas. Muchos padres de familia toman de manera personal las explosiones de sus hijos y terminan lastimándose, lo que nunca ayuda.
- Dele a su hijo un tiempo fuera. Posiblemente, haga que se siente en una silla por algunos minutos y dígale, “cuando estés listo para hablar tranquilamente, puedes regresar a la sala”. Los tiempos fuera funcionan si usted es consistente y permanece tranquilo.
- Manténgase firme. Nunca pierda de vista el hecho de que está haciendo cambios a largo plazo para la salud de su familia, y explique esto a su hijo. Dígale algo como “Todos queremos estar saludables, y así como todos utilizamos el cinturón en el auto para mantenernos seguros, cambiaremos un poco nuestra forma de comer, para que también nos mantengamos saludables”. No ceda si insiste en encender la televisión o jugar más juegos de vídeo, y no haga tratos (evite decir “Está bien, solo por esta vez te dejaré ver más caricaturas hasta la hora de la comida, pero no me lo pidas mañana”). Si se mantiene firme, su hijo se dará cuenta de que todas la quejas son un desperdicio de energías, y estos episodios serán menos frecuentes.
- Si desea recompensar a su hijo por su buen comportamiento y disposición a seguir las nuevas reglas de la familia, no utilice alimentos como premio. La atención positiva, elogios o un abrazo son con frecuencia toda la recompensa que necesita. Posiblemente entréguele una calcomanía o lea una historia adicional a la hora de dormir.