La inmadurez emocional infantil puede confundir a los padres de familia e incluso a los maestros. Es similar al Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Está asociado con un mal rendimiento escolar y es común que los niños padezcan problemas de lenguaje y de lecto-escritura. Contrariamente a lo que se piensa, se trata de pequeños con capacidades intelectuales normales e incluso sobresalientes. El problema es que no han desarrollado las habilidades esperadas y acordes a su edad por motivos estrictamente psicológicos. “Son niños sobreprotegidos, y con papás sumamente aprensivos y que de forma inconsciente inhiben su desarrollo normal. No son estimulados: ‘no se les toca ni con el pétalo de una rosa’ y las consecuencias son contraproducentes ”, dijo la Mtra. Vanesa Echandi Delgado, coordinadora del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI).
Los hechos demuestran que existen un repunte considerable del padecimiento. Los motivos son diversos: clima de inseguridad que obliga a los niños a no socializar como hace unos años – ya no juegan en la calle o fuera de sus hogares -; por sobreprotegerlos, los padres no les enseñan a defenderse; son niños producto de procesos de infertilidad y esto conlleva una fuerte gran carga emocional. Además es frecuente que sus padres promuevan los temores en vez del valor para resolver los problemas. “No hay como un diagnóstico basado en pruebas que miden el nivel de inmadurez y de inteligencia. Y hay buenas noticias, 82% de los casos se trata de niños normales pero con una algún grado de inmadurez psicológica. Sólo el 18% sí presenta inmadurez intelectual y otro tipo de padecimientos (TDAH, daños neurológicos, bajo coeficiente intelectual, etcétera)”, explicó la Mtra. Susana Salazar Gómora, especialista en diagnóstico de Inmadurez Infantil y psicoterapeuta de adolescentes de CEEPI.
La psicóloga explicó que el tratamiento para revertir la inmadurez se basa en terapias de juego: “Los niños se divierten al mismo tiempo que refuerzan su autoestima y logran ganar autonomía. Para sus padres la intervención psicológica prevé cambios en la dinámica familiar y escolar. Por lo tanto, si cuenta con el apoyo familiar y de sus centros de estudio los niños pueden revertir la inmadurez a mediano plazo”, concluyó Sotelo Arias.
Fuente: CEEPI.