Una de las afecciones que más nos preocupa en nuestros pequeños son las caries; no sólo por el dolor que estás les causan sino porque ir al odontólogo se convierte para ellos en una pesadilla.
Una caries aparece cuando hay un deterioro o una ruptura en el diente; esta es infección causada por algunos microorganismos presentes en la boca como el Streptococcus mutans.
Suelen aparecer cuando se toman alimentos con altos contenidos de azúcar; debido a que partículas de estos mismo alimentos quedan sobre la superficie dental y es entonces cuando las bacterias los metabolizan produciendo ácidos que destruyen el esmalte dental.
Para compensar esta destrucción del esmalte, la saliva y el flúor remineralizan el diente.
Si ocurre un desequilibrio entre la desmineralización y la remineralización, donde la desmineralización tiene más ventaja; se produce una erosión dental y, como consecuencia, la caries.
La caries se presentan como un orificio en los dientes, que puede volverse más grande y profundo con el paso del tiempo.
Las causas de las caries en la primera infancia suelen ser multifactoriales:
Por un lado existe una elevada posibilidad de que los padres sean portadores de las bacterias causantes de caries y las transmitan a sus bebés en el contacto íntimo (besos, compartiendo cubiertos y comida, etc).
Por otro lado, también sucede que los dientes que están saliendo tienen un esmalte más inmaduro y son de esta forma más susceptibles.
El cepillado puede ser infrecuente, y por supuesto el cepillado va a depender del adulto, ya que el niño pequeño es incapaz de autolimpiarse de forma efectiva (incluso hasta los 8 años).
Los niños que siempre están con comida en la boca especialmente dulces tienen mayor riesgo también: el pH de la boca permanece así demasiado ácido y eso perjudica a los dientes.
A pesar de que se pueden eliminar y por consiguiente reparar el diente afectado, es mejor tratar de evitarlas teniendo una adecuada higiene bucal desde temprana edad.
el riesgo aumenta si se toman con frecuencia entre las comidas o si permanecen en la boca durante mucho tiempo; como son bebidas azucaradas o alimentos pegajososo de textura blanda.