El regreso a clases después de la pandemia ha significado para muchos niños el temor y la ansiedad de tener que separarse de sus familias luego de estar más de un año juntos, además de tener que enfrentarse por sí solos a la pandemia en un espacio completamente diferente, teniendo en cuenta la responsabilidad que esto conlleva (distanciamiento, desinfección constante, uso de cubrebocas y el estricto lavado de manos).
En algunos casos, la ansiedad puede disfrazarse de mal comportamiento, rabietas y estrés. Sin embargo, presta atención a su conducta para brindarle la ayuda oportuna.
Los síntomas del trastorno de ansiedad generalizado en niños suelen estar marcados por el nerviosismo excesivo, dificultad para respirar, dificultad para concentrarse, más apetito del normal, baja autoestima, pensamientos negativos, tensión muscular, dolor abdominal, mareos, hipersensibilidad emocional, entre otros.
Es primordial reconocer los primeros síntomas y mostrar tanto comprensión, como paciencia ante el proceso que están por iniciar.
La ansiedad por separación suele ser un tema muy común en los niños, y en este caso, es solo cuestión de adaptación. Ahora bien, si después de determinado tiempo el niño no muestra signos de mejoría frente al regreso a la presencialidad, es bueno consultar con un psicólogo y determinar qué es lo que realmente le afecta y desencadena esta conducta.
Normalmente, el tratamiento consiste en una terapia que involucra a los padres para practicar la separación. Les enseña, también, a hablar consigo mismos y calmarse en los momentos en que se presente alguna crisis. Y les permite encontrar las estrategias que permiten naturalizar este paso.