La mayoría de los bebés suelen tener largos periodos de sueño en sus primeros días de vida y a medida de su crecimiento sus siestas se van reduciendo, durmiendo así, un poco en la mañana y otro poco en la tarde.
Como mamás es común que intenten de todo para lograr que al final de la tarde duerman unos cuantos minutos o si es posible al menos una hora mientras logras adelantar otras tareas, por lo que se suele llevarlo al parque, jugar con él, cantarle, masajearlo y muchas cosas más con la idea de “gastar toda su energía” sin embargo, al final el objetivo falla porque la rutina de sueño de los bebés no dura más allá de unos cuantos minutos.
Si arrullas a tu hijo y al intentar pasarlo a la cuna se despierta, lo que debes tener en cuenta es que todos tenemos 3 etapas de sueño:
En estas fases es donde realmente descansamos y recargamos energía para funcionar adecuadamente.
En los bebés, estos ciclos pueden ser tan cortos como de 30 minutos.
“Si tu hijo siempre se apoya en una ayuda externa para dormir, le va a ser muy difícil conectar ciclos de sueño solo”.
Aquellas ayudas pueden ser todos los estímulos que el bebé utiliza para hacer la transición de estar “despierto” a estar “dormido”. Por ejemplo: el chupón, el biberón, pasearlo, rebotar en una pelota, pasearlo en el coche, o en el carro, etc.
“Lo ideal sería que lo acuestes despierto, para que él pueda desarrollar una herramienta propia para conciliar el sueño”.
Clave que te ayudarán para que duerman más aquí:
Por: Redacción Pediatría y Familia