Cuando un bebé nace y llega a casa, de inmediato comienza su adaptación al entorno. Esto incluye, por supuesto, la hora de dormir. Para muchos padres este es un asunto preocupante, ya que temen no lograr acoplar las rutinas del sueño del bebé por múltiples factores. Entre ellos, la oscuridad. De hecho, se suele pensar que el miedo a permanecer sin luz, ocurre en todos los recién nacidos y que para evitarlo, es preferible que los pequeños duerman con luces encendidas.
Sin embargo, de acuerdo con los especialistas, esta creencia es equivocada. Incluso, el recién nacido está habituado a la oscuridad, pues permaneció durante 9 meses en el vientre de la madre. Por ese motivo, los pediatras afirman que los niños deben dormir -y desde el primer día- con las luces apagadas. Dentro de sus aprendizajes iniciales, el bebé aprenderá a permanecer despierto y a despertarse con la luz que indica un nuevo día.
Aunque pueda ser difícil, especialmente cuando el niño no duerme de corrido, si el pequeño se acostumbra a dormir con luces en su habitación, su organismo produce menos seratonina. En los seres humanos, esta sustancia ayuda a regular el sueño y establecer los ritmos biólogicos de vigilia y descanso. Por ese motivo, si el niño comienza desde sus primeros días o semanas a descansar en espacios tranquilos, le será más fácil conciliar el sueño y aprender a dormirse por sí mismo.
Además, la práctica de dormir al bebé con luces encendidas podría traer consecuencias en la salud del pequeño. Así lo demostró un estudio publicado en la revista ‘Nature’, en el que se reveló que el 55% de niños que durmieron con luces encendidas en su primera infancia, desarrollaron miopía en la edad adulta.