Durante el embarazo se presentan cambios fisiológicos a nivel pulmonar que, desafortunadamente, pueden ocultar síntomas de patologías que ponen en riesgo la vida de la madre o el bebé.
A pesar de que la madre no tenga antecedentes de enfermedades o complicaciones respiratorias, sí puede presentar dificultades como la disnea (falta de aire), hasta una falla respiratoria aguda. Es un tema que debe tratarse y chequearse en los controles prenatales para brindar la prevención adecuada a estas infecciones para que no trasciendan con el paso del tiempo.
Con el paso de los años, estudios han identificado que el entorno ambiental en el que se desenvuelven, la etnia y el estrato socioeconómico son factores muy influyentes a la hora de hablar de estas patologías adquiridas en mujeres embarazadas. En el caso de aquellas que ya tienen una enfermedad pulmonar diagnosticada desde antes de la gestación, deben reforzar medidas de higiene y dietéticas para que no se presenten inconvenientes.
Lamentablemente, se ha demostrado que las afecciones respiratorias y pulmonares son responsables de una alta tasa de mortalidad materna por enfermedades no cardiovasculares que en países como Estados Unidos, llega a superar el 30%, según datos del Centro para la prevención y el control de enfermedades (CDC).
Los diagnósticos clínicos para las complicaciones graves permiten que se inicie el tratamiento adecuado tan pronto se sospechan los primeros síntomas, por ello la recomendación es no posponer o dejar de asistir a los controles prenatales. De esta manera el especialista llevará un control más cercano del proceso.
Ten en cuenta que el embarazo hace a las mujeres más susceptibles a contraer cualquier infección, y desafortunadamente la respuesta del cuerpo suele ser inadecuada para defenderse. Esto conlleva a que infecciones que para la población general no sean de gran riesgo, se conviertan en enfermedades potencialmente mortales para población fértil.
Fuente consultada: Rev. Latin. Perinat. 2016, 19 (2)