La fiebre es una temperatura del cuerpo más elevada de lo normal.
“La fiebre no es una enfermedad. Por lo general, es una señal de que su cuerpo está tratando de combatir una enfermedad o infección“.
Toca su frente. Si la notas más caliente de lo normal, probablemente tiene fiebre. Por lo general, la fiebre es un síntoma de que el cuerpo está combatiendo una infección. Para confirmar tu sospecha, toma su temperatura.
La mayoría de los médicos y la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP por sus siglas en inglés), coinciden en que la temperatura corporal normal de un niño sano está entre 36 y 38 grados centígrados. Si la temperatura de tu hijo supera los 38 grados, tiene fiebre.
Cuando un niño tiene una fiebre alta, pero no tiene mucosidad, tos, vómitos o diarrea, puede ser difícil saber qué pasa. Por ejemplo, hay muchas infecciones virales que provocan solo fiebre y ningún otro síntoma.
“Algunas de ellas, como la roséola, pueden causar tres días de fiebre muy alta seguidos de una erupción cutánea de color rosado suave en el tronco”.
Otras infecciones más graves, tales como la meningitis, las infecciones del tracto urinario, o la bacteremia (bacterias en la corriente sanguínea), también pueden causar fiebre alta sin presentar ningún otro síntoma específico.
Así que, si la temperatura de tu hijo es de 39 grados centígrados (102.2 grados F) o más alta, y persiste por más de 24 horas, llama al doctor, aunque no presente ningún otro síntoma.
Las medicinas que bajan la fiebre tienen un efecto temporal. No afectan al germen que causa la infección, así que puede que el bebé siga con fiebre hasta que se le cure la infección. “Este proceso puede durar dos o tres días“.
Algunas infecciones, como la gripe, pueden durar entre cinco y siete días. Si se le han administrado antibióticos para protegerlo de una infección bacteriana, la fiebre puede tardar 48 horas en ceder.
Las fiebres pueden algunas veces causar convulsiones tanto en bebés como en niños pequeños. Estas son más comunes en niños de entre 6 meses y 5 años.
Durante una convulsión febril, tu niño podría babear o vomitar. También es posible que se le pongan los ojos en blanco, tuerza o sacuda su cuerpo, y que sus extremidades se pongan rígidas.
“En la mayoría de los casos, las convulsiones son inofensivas para los niños, aunque pueden ser asustadoras para los papás“.
Si tu hijo está sufriendo una convulsión, colócalo rápidamente de lado, alejado de objetos duros. Voltea delicadamente su cabeza hacia un lado para evitar que se ahogue si vomita. Asegúrate de que no tenga nada en la boca, y no pongas nada en ella mientras dure la convulsión.
“Durante la convulsión no le des a tu hijo ningún medicamento para bajarle la temperatura. Tampoco lo pongas en agua fría ni le pases una esponja mojada por el cuerpo“.
Si tu niño ha tenido convulsiones antes, el doctor te ofrecerá más indicaciones sobre qué hacer y cuándo llamarlo.
La temperatura no es el único factor que indica que una fiebre es grave. Otros factores incluyen:
Recuerda que la temperatura de todas las personas sube hacia el final de la tarde y comienzo de la noche, y baja entre la medianoche y las primeras horas de la mañana. Esa es la razón por la cual la mayoría de los doctores y pediatras reciben las llamadas relacionadas a la fiebre hacia el final de la tarde y comienzo de la noche.
A continuación encontrarás algunas indicaciones generales y adicionales para llamar al doctor cuando tu niño tiene fiebre:
Indicaciones generales
Indicaciones adicionales
La AAP recomienda llamar al doctor si tu niño tiene una temperatura de 39.4 grados C (103 grados F) o más, y si presenta los siguientes síntomas:
También debes consultar al pediatra en caso de: