La siesta del bebé puede ser un momento de descanso para ti y tu pequeño, pero hacer que el bebé se duerma durante el día puede ser todo lo contrario. Comprende los conceptos básicos de la siesta del bebé.
“La mayoría de los recién nacidos duermen de dos a cuatro horas seguidas, a lo largo del día y de la noche. A esta edad no esperes ninguna clase de patrón de sueño”.
Cuando tenga de 6 a 8 semanas, tu bebé probablemente empezará a dormir de forma menos errática: dormirá menos veces al día y por periodos más largos de tiempo. Lo más probable es que necesite de dos a cuatro siestas al día, o incluso más.
De los 3 a los 4 meses, muchos bebés empiezan a seguir un patrón de sueño diurno más predecible.
Haz lo posible por motivar a tu bebé a dormir siestas regularmente, pero recuerda que su temperamento y su ritmo biológico natural determinarán cómo y cuándo duerme.
Hay bebés que desde que nacen duermen largos ratos durante el día y establecen fácilmente un patrón de sueño. Otros están muy a gusto haciendo siestas cortitas o durmiendo en horarios menos regulares.
“Al cumplir 6 meses, tu bebé posiblemente dormirá de dos a tres veces durante el día: por la mañana, después de comer y al final de la tarde”.
De los 9 a los 12 meses, la mayoría de los bebés han reducido el número de siestas a dos veces al día, por la mañana y por la tarde. Y a los 18 meses la mayoría de los niños dejan de dormir por la mañana pero siguen durmiendo por la tarde.
Este patrón de sueño continuará hasta los 3 o 4 años, aunque muchos niños siguen durmiendo sus siestas hasta los 5 años.
Aunque éstos son los patrones comunes de sueño para los bebés y niños pequeños, no significa que todos los niños vayan a seguirlos. Cada bebé es diferente y tiene sus propias costumbres y preferencias a la hora de dormir.
Cuando tu bebé tenga entre 3 y 4 meses puedes tratar de establecer un horario de siesta que sea compatible con sus ciclos de sueño naturales.
Identifica las señales:
Presta atención a las señales de que tu bebé tiene sueño. Por ejemplo:
Si es posible, “anota las señales de sueño de tu bebé y los horarios de sus siestas durante una o dos semanas. Así podrás visualizar mejor sus patrones de sueño y anticipar sus siestas“.
Por ejemplo, si observas que casi todos los días tu pequeñín empieza a lloriquear y está listo para dormir alrededor de las 10 de la mañana, puedes ayudarle a dormirse antes de que se ponga demasiado cansado y molesto.
Unos 15 a 20 minutos antes de la hora en que sabes que se pondrá soñoliento empieza a alimentarlo, cambiarlo y mecerlo suavemente, hablándole en voz baja y disminuyendo la intensidad de las luces. Así ya estará a medio camino de dormirse.
De la misma forma, trata de evitar las actividades que interfieran con las siestas regulares de tu bebé. Si hay que recoger al hermanito mayor en la escuela precisamente a la hora de la siesta del bebé, por ejemplo, vale la pena buscar una alternativa. Tal vez tu pareja, una amiga o un pariente pueda recoger al niño mayor.
Si durante la semana tu bebé está en una guardería y duerme sus siestas en horarios programados, sigue ese mismo horario cuando esté contigo los fines de semana.
No te preocupes si hay interrupciones
No tienes que hacer que toda la casa gire alrededor de las siestas de tu bebé, sobre todo si tienes otros niños. Siempre habrá algún evento que te obligará a cambiar el plan de siestas, pero aunque te veas obligada a retrasar o eliminar alguna siesta de vez en cuando, no tienes que preocuparte.
Si has establecido un horario sólido y regular con el que puedes contar, será más fácil regresar a él después de las inevitables interrupciones.
Tendrás que probar varias veces hasta descubrir el mejor horario para las siestas de tu bebé, y este horario probablemente cambiará a medida que tu pequeño crece. Presta atención a los hábitos y las necesidades de sueño de tu bebé, y adapta sus siestas según vayan cambiando.
Una de las maneras de preparar a tu bebé para la siesta es crear una rutina, como lo haces de noche cuando lo acuestas. Esta será para tu niño la señal de que se acerca la hora de descansar, y le ayudará a bajar el ritmo y prepararse para dormir.
La rutina de la siesta no tiene que ser tan larga ni elaborada como su rutina nocturna: basta con un cuento, una canción y un abrazo, por ejemplo. Una vez que hayas creado una rutina que funcione y que los dos disfruten, atente lo más posible a ella.
Fuente: Baby Center