La nariz tiene varias funciones fundamentales, la más conocida es la ventilación y acondicionamiento (de las condiciones de humedad y temperatura y como filtro mecánico) del aire que respiramos. Esta capacidad no aparece cuando respiramos por la boca.
En primer lugar, en niños muy pequeños, debemos comprobar la perfecta permeabilidad de las fosas. La parte de atrás de la nariz, se abre a la rinofaringe por las llamadas coanas.
Golpes fortuitos o traumatismos en el parto… pueden hacer que el tabique nasal se desvíe en su crecimiento, o se comporte como un obstáculo para la respiración del niño.
Como hemos dicho antes, la nariz es capaz de calentar y humedecer el aire que inspiramos, adecuándolo a las condiciones requeridas por las vías respiratorias, a la vez que ejerce una acción como verdadero filtro mecánico de gérmenes e impurezas, protegiendo las vías respiratorias.
Estas condiciones son muy importantes para todos, pero en especial lo serán para un determinado grupo de niños, que presenta una mayor sensibilidad a los cambios de estas condiciones: asmáticos y niños con hiperreactividad bronquial.
De la misma manera, la mala ventilación nasal favorece la producción de un mayor número de cuadros infecciosos a nivel de orofaringe (amigdalitis).
Por último y no menos importante es que, la respiración oral, favorece un mal desarrollo del macizo facial, con un maxilar superior estrecho, a costa de un paladar en forma de arco apuntado. Esta alteración a nivel del maxilar, va a repercutir en una alteración en el alineamiento, funcionalidad y estética de la arcada dentaria, favoreciendo la necesidad posterior de correcciones ortodóncicas.
A nivel nasal, una nariz que no ventila va a promover la aparición de procesos infecciosos en los senos paranasales (sinusitis) y, de una manera indirecta, puede afectar también la normal ventilación del oído medio (otitis serosa).
Todas estas circunstancias deben hacernos llevar a nuestro hijo al otorrinolaringólogo, que estudiará los posibles factores, posibilitando un tratamiento temprano y correcto.
Como norma fundamental, hemos de procurar la correcta ventilación nasal de nuestros pequeños, con lavados nasales habituales con suero fisiológico.
Fuente: saludinfantil.com