La llegada del bebé a casa supone un cambio de rutinas, como se diría popularmente, ‘de la tierra al cielo’. Después de varias semanas y meses en que la atención y energía se ha concentrado en el pequeño, es normal que las nuevas madres y padres se sientan cansados, agobiados y con deseos de retomar la vida que tenían antes de que el bebé naciera.
Esto no quiere decir que sean malos padres. Simplemente, los adultos deben ajustar su vida a los cambios que trae un bebé consigo. Pero sin olvidar las actividades sociales que los benefician y los ayudan a liberar sus tensiones. Por eso, cuando los padres desean retomar los planes que hacían en su tiempo libre, lo primero que se preguntan es: ¿tiene mi bebé la edad apropiada para pasar una noche sin nosotros?
Algunos pediatras consideran que la edad ideal para dejarlos solos, en intervalos largos de tiempo es a partir de los 4 o 5 meses. Desde este momento, los niños aprenden a manejar mejor sus ciclos de sueño y a permanecer dormidos durante más horas en la noche. Sin embargo, todo depende del estilo de crianza y de las costumbres que tenga el bebé: siempre habrán niños que se adapten más fácil que otros.
Aún así, estos espacios son importantes para que el pequeño afiance la seguridad en sí mismo y se desapegue un poco de sus padres. Esto le será útil a futuro cuando deba permanecer muchas más horas sin su presencia.
Por supuesto, la primera noche del bebé sin sus padres es todo un acontecimiento para él y para ustedes. Para facilitar el proceso, a continuación encuentras el top 3 de recomendaciones para vivir sin traumas emocionales este momento.
¡No te agobies y disfruta! Los bebés y los niños se adaptan con facilidad a los cambios. Y este solo es uno más en su rutina. Cuando menos lo esperes, el bebé querrá compartir más tiempo con las personas que lo cuidan e incluso, disfrutará también de esas noches sin su presencia.