Por: Bianca J. Rodríguez Rivera, RDN, LND | Nutricionista Dietista
Durante los años de edad escolar, el crecimiento de los niños suele ser estable y más lento que en otros períodos del desarrollo. Se presentan “estirones” que coinciden con la fase en la cual aumenta el apetito y la ingesta de alimentos; mientras que, en las etapas de crecimiento más lento, estos disminuyen. Esta variabilidad -en cuanto a apetito e ingesta- es normal y no debe ser una gran preocupación para los padres, siempre y cuando no haya una desviación significativa en el patrón de crecimiento de cada niño como individuo.
La nutrición juega un papel crucial en el crecimiento y desarrollo saludable de los niños. En este período, debe proveerse una variedad adecuada de nutrientes para el crecimiento óptimo. Se debe tener presente que la responsabilidad mayor pertenece a los padres o cuidadores, pues son ellos quienes decidirán qué alimentos y bebidas ofrecerán y estarán disponibles para sus pequeños. Además, los padres serán el modelo a seguir de sus hijos; por lo que deben dar un buen ejemplo al comer -como familia- una variedad balanceada de alimentos.
Para los niños -usualmente- se recomiendan tres comidas al día y desde una a tres meriendas. El desayuno, una de estas comidas esenciales en la rutina diaria de niños de edad escolar, se asocia positivamente a su desempeño escolar. El cuidador adulto es responsable de lo que ofrece al niño para comer, cuándo y dónde. Al niño se deben ofrecer la mayoría de los alimentos que está comiendo el resto de la familia, sin tener que hacer un menú especial para él. De esta manera, los niños aprenden a comer lo que comen los adultos.
Por otro lado, el niño es el responsable de cuánto comerá y debe decidir cuándo comerá entre las opciones saludables de los alimentos provistos. Esto les permitirá aprender a responder a sus señales de hambre y saciedad. Además, no presionarlo ni forzarlo a dejar el plato limpio permitirá que respete las señales de hambre y no se sobrealimente o desarrolle aversiones.
Si el niño tiene una dieta variada que incluya todos los grupos de alimentos, puede alcanzar los requerimientos de ingesta diaria para vitaminas y minerales sin necesidad de suplementación. En caso de niños con problemas de salud, o que utilizan ciertos medicamentos, se debe consultar con su pediatra y/o dietista para determinar si podrían beneficiarse de suplementación específica de alguna vitamina y/o mineral.
Es importante notar que los líquidos que se ofrecen al niño podrían interferir con su alimentación y limitar la ingesta de otros nutrientes importantes, por lo que hay que establecer un límite a los jugos y bebidas carbonatadas.
La mejor elección será agua para hidratar o leche baja en grasa con las comidas en lugar de bebidas azucaradas. Los jugos 100% se deben limitar a 4-6 onzas al día para niños de 4-6 años y a 8 onzas o menos para aquellos con 7 años de edad en adelante.