Con información de eresmama.com
Entre el primer año y cuatro años de edad se abre el momento más importante para asentar las bases de una auténtica inteligencia emocional.
La personalidad de un niño depende de muchos factores, el contexto donde crece y la interacción recibida son elementos clave. Sin embargo, existe un factor genético que tendremos que asumir, aceptar y entender. Cada niño es único y tiene su propio carácter. Esto se comienza a reflejar, incluso desde el primer mes a través de su estilo de alimentación y de descanso.
Es importante que recordemos dos términos clave:
Las pataletas o berrinches son un estallido de emociones provenientes de la rabia y la frustración que los pequeños sienten ante diferentes situaciones. Llantos, gritos, rabia, entre otros, son sentimientos que logran desconcertar a los padres y madres, quienes ante estos casos suelen utilizar la agresión verbal y, en algunas ocasiones física.
Entendiendo que son circunstancias desesperantes, al mismo tiempo que es difícil calmar a un pequeño con furia, se debe tener en cuenta que del modo en que reaccionen los responsables del menor marcará el futuro emocional del niño.
En conclusión, somos conscientes de que cada niño es un mundo y de que algunos, pueden llegar a ser muy demandantes. Sin embargo, recuerda, el secreto está en tener paciencia, ser siempre cercanos y afectivos y entender que la educación emocional con un niño empieza desde el primer día en que lo sostienes en brazos.