La hipersexualización infantil está acabando con la infancia de manera drástica y mientras, todos permanecemos impasibles al espectáculo, asumiéndolo e incluso transmitiendo el patrón de manera más o menos consciente, a nuestras niñas y niños.
Spa, salón de belleza para las niñas, concursos entre niñas de cuatro años para elegir a la más bonita, sexo desde los doce, anorexia a partir de los diez, botox para las chiquitas, entre otros factores están afectando la infancia hoy en día.
“La infancia natural se ha transformado de manera que no se permite el tránsito natural por este periodo del desarrollo. El desarrollo de los niños y de las niñas no se completa, se basa en valores externos y superficiales”.
Es constante el bombardeo de modelos de personas de aparente éxito social, que triunfan solo y únicamente por poseer atributos físicos que hacen de ellos ser sexualmente deseables, de personas que dejan de ser personas para ser objetos sexuales, dejándose de lado cualquier otra cualidad del tipo que fuere.
La consecuencia lógica de este bombardeo subliminal de modelos, de ideales a seguir en niños y niñas que aún no disponen de sentido crítico, no es otra que la adopción de este rol imposible de mujer y de hombre como el de un ideal, el único válido para obtener el éxito, e incluso la aprobación social.
“Se está viendo que desde una edad temprana este patrón es transmitido a niñas y niños, dejando claro que es lo que la sociedad espera de ellos”.
En 2001, el Ministerio de Educación del Gobierno británico de David Cameron encargó un estudio sobre la sexualización y comercialización de la infancia a Greg Bailey primer director ejecutivo varón de la Mother’s Union, un tema que ha generado un gran debate en Inglaterra, cuyo resultado fue conocido como el Informe Bailey donde se explica el concepto de hipersexualización y se define de esta manera:
“La sexualización de las expresiones, posturas o códigos de la vestimenta considerados como demasiado precoces”, además este informe de casi doscientas páginas alerta de la gran cantidad de imágenes sexuales que rodean constantemente a los niños.
La sociedad actual está llena de imágenes sexualizadas, según el Informe Bailey, los padres son conscientes de este hecho, pero al mismo tiempo son inacapaces de actuar contra esto porque no tienen dónde quejarse.
Esta hipersexualización tiene muchas fuentes:
El Informe Bailey alerta también de los peligros que conlleva el hecho de que la infancia esté cada vez más erotizada y donde las principales víctimas suelen ser las niñas puesto que, esta sexualización tiene relación con el papel de la mujer como objeto sexual y se adelanta la edad en la que las niñas se convierten en ello puesto que adoptan roles y comportamientos estereotipados que además no corresponden a su temprana edad.
“Esta hipersexualización hace que la transición de la infancia a la adolescencia sea cada vez más acelerada”.
La intrusión precoz en la sexualidad puede provocar daños irreversibles puesto que los niños no están preparados ni física ni mentalmente para dar ese paso.
Las consecuencias de este patrón de hipersexualización pueden ser muy graves, tanto a nivel individual como a nivel social:
Pero aún podemos ir más allá de las consecuencias, el modelo de mujer que se transmite tiene peligros sociales implícitos: