Aunque numerosos métodos para alimentar a los pequeños se han puesto de moda, el Baby-led Weaning, conocido también como BLW ha ganado terreno en muchos espacios aunque no es novedoso.
Antes del auge de la pediatría, nuestros abuelos cuidaron de nuestras madres y nuestros padres con un método natural, basado en la biología humana.
“En esta alternativa, la introducción a los alimentos se hace por petición del bebé de forma gradual. Así, a los 6 meses el bebé puede comer prácticamente sin ayuda”.
La introducción a este método no es complicada, ya que tiene en cuenta el desarrollo neurológico del bebé y su curiosidad por el mundo.
Así, los padres pueden acercarlo a los alimentos sólidos, en principio para que se familiarice con los olores y texturas, hasta que el niño se anime a probarlos, sin ningún esfuerzo.
Pero, la finalidad del BLW es que el niño decida comer los mismos alimentos sólidos que el resto de su familia y que se habitúe a ellos, cuando él crea que es el momento. Es decir, los papás no deben obligar al niño a agarrar y probar los alimentos que le dan con este fin. Tienen que entender que es un proceso paulatino y que no todos los niños lo harán a la misma velocidad.
Por supuesto, si se deciden por el método BLW, al principio el niño no comprenderá de qué se trata. Tal vez en los primeros intentos, las cantidades que pruebe sean muy pocas así que es importante prestar atención al momento destinado para su comida.
De esta manera, la madre podrá ofrecer el pecho como de costumbre hasta que note que el niño está satisfecho. Es crucial este punto pues se puede prestar para confusiones: no se debe destetar de inmediato porque sería contraproducente para la salud del niño.
Por: Redacción Pediatría y Familia