Tener un problema de aprendizaje no necesariamente califica a un estudiante para obtener servicios de educación especial. Lo que decide la elegibilidad, es la brecha existente entre su rendimiento académico actual y su potencial académico e intelectual, según lo determinan las pruebas.
Una diferencia significativa entre estas dos cosas garantizaría los servicios especiales. Ahora la pregunta es, ¿qué tipo de servicios?
Uno de los principios básicos de la Ley de educación para personas con discapacidades, es que los estudiantes con incapacidades reciban educación con sus compañeros sin discapacidades en la medida de lo posible.
De conformidad con esa norma, la situación ideal es la inclusión: asistir a un salón de clases regular en el edificio regular de la escuela, pero, de ser necesario, recibir servicios adicionales.
El horario de un adolescente puede incluir terapia del habla semanal y pasar tiempo en el salón de recursos; mientras que otro puede requerir sesiones con el psicólogo escolar.
En general, existen menos opciones en la escuela secundaria que en la escuela primaria, donde la educación especial a menudo se imparte por separado, en salones de clases independientes.
Desde el jardín infantil, es probable que un alumno pase uno o dos períodos en el salón de clases regular, con la idea de que se integre completamente antes de ir a la escuela intermedia. En las escuelas públicas de EE.UU., cuatro de cada cinco jóvenes con problemas de aprendizaje y casi dos de cada cinco niños y niñas con retraso mental reciben clases regulares.
Al momento de llegar a la escuela intermedia, es probable que solo aquellos adolescentes a quienes se ha diagnosticado con problemas graves de aprendizaje se les envíe a sitios alternativos, que por lo general ofrecen salones de clases pequeños y un plan de estudios que combina las destrezas académicas y vocacionales.
Los estudiantes con discapacidades leves o moderadas casi siempre permanecen en el sistema escolar convencional. Sin embargo, es probable que se les asigne un asiento especial dentro del entorno del salón de clases o que reciban instrucciones especiales para ayudarles a aprender, dependiendo de sus necesidades.
A continuación, se incluyen algunos ejemplos de las medidas especiales que podrían implementarse en un salón de clases regular: