Existe toda una historia con respecto a su relación padre-hijo que empieza en el instante en que nace su hijo. Para ayudarle a comprender mejor el presente, intente comprender mucho mejor cómo ha sido su relación desde el principio. Piense sobre sus experiencias con su hijo cuando era un bebé, un niño pequeño y un niño en edad preescolar. Pregúntese:
Desde aquellos años de la vida de su hijo, es probable que hayan cambiado sus técnicas de crianza. Quizá era mucho más ansioso como padre primerizo pero adquirió más confianza a medida que pasaron los meses y los años. Hágase preguntas como:
Incluso si cometió errores durante aquellos primeros años, puede enmendarlos ahora. Si se perdió de determinadas experiencias familiares debido a que estaba trabajando muy arduamente, todavía tiene muchos años más para disfrutar a su pareja y a sus hijos. En general, los niños son comprensivos y perdonan a sus padres por sus fallas y errores. Y si no estuvo allí cuando su hijo dio sus primeros pasos o manejó su triciclo por primera vez, puede estar allí para otros eventos especiales que están por venir, como la obra de teatro de la escuela y sus juegos de fútbol soccer de su hijo.
Invierta tiempo para pensar cómo está haciendo su labor como padre durante estos años intermedios de la infancia de su hijo. Este es un momento de desafíos, en el cual su hijo busca más independencia y cuestiona las reglas de la familia. Y, de vez en cuando, puede ayudarle con los problemas relacionados con la escuela. Desarrollará también más relaciones entre compañeros, y sus interacciones con sus hermanos cambiarán.
¿Qué tan positiva es la manera como cría a sus hijos durante este tiempo en su vida? ¿En qué áreas lo está haciendo bien? ¿En dónde cree que necesita más ayuda?
Para muchos hombres y mujeres, el estrés en sus vidas interfiere con sus habilidades como padre de familia. Si no están contentos en el trabajo, por ejemplo, es posible que regresen a cada preocupados y tensos al final del día y no puedan encargarse de las tareas de llevar una familia de manera eficaz.
Tómese un momento para evaluar cómo se siente sobre estos y otros aspectos importantes en su vida.
Evalúe los problemas en estas áreas y cómo podrían influir en su vida familiar. Cada vez que sea posible, busque maneras de superar estas dificultades en su vida de una manera más efectiva, de manera que no interfieran con sus relaciones de padre-hijo.
Por ejemplo, si como muchos otros padres, su día está muy lleno de responsabilidades laborales y de familia que no le dejan absolutamente nada de «tiempo de inactividad», cuando usted se convierte en una prioridad. Sin embargo, recuerde que la mayoría de padres son personas más felices (y, por lo tanto, mejores padres) cuando se toman tiempo para cosas que encuentran placenteras. A medida que sus hijos avanzan en sus años escolares, desarrollarán intereses y responsabilidades (desde amigos hasta tareas) que pueden proporcionarle más tiempo para aquellas actividades que considere enriquecedoras. No necesita dedicar todos los momentos libres para jugar damas o béisbol con sus hijos; de hecho, siempre y cuando se siente también junto a sus jóvenes durante un tiempo, ellos probablemente se sentirán bien de saber que usted busca intereses que realmente disfruta.