Desde los tres meses de vida hasta el año, la cantidad de hierro recomendada es de 7,8 miligramos al día (hasta los tres meses solo es de 1,7 miligramos).
Si no se llega a esta cifra, pueden aparecer trastornos como palidez, cansancio y pérdida de apetito.
“Estos síntomas son típicos de la anemia, que provoca un aporte demasiado bajo de oxígeno a los tejidos con los consiguientes trastornos que ello supone”, expresan nutricionistas.
Como constituyente de la hemoglobina, el hierro interviene en el transporte de oxígeno desde los pulmones a los tejidos, así como de anhídrido carbónico desde los tejidos a los pulmones, en la respiración celular, en el metabolismo de las vitaminas del grupo B, en la síntesis de la adrenalina y la noradrenalina, y en la defensa frente a las infecciones.
“La carencia de hierro, confirmada a través de los correspondientes análisis de sangre, también puede dar lugar a dificultades en el aprendizaje“.
Se comprobado que los niños que tienen bajos niveles de hierro en sangre muestran dificultades de compresión y tienen un menor rendimiento escolar.
Hasta los 5-6 meses de edad, la leche materna o artificial, es suficiente para garantizar el aporte de hierro que el organismo del pequeño necesita.
El complemento de hierro únicamente se prescribe en caso de anemia confirmada y su correspondiente prescripción por parte del pediatra. Un buen aporte de hierro puede ser garantizado a través de la alimentación.
Cuando se introduce la alimentación complementaria, basta que el niño siga una alimentación variada, un consumo de carne de unas 4-5 veces a la semana. Sin embargo, no debe ser todos los días, y nunca más de una vez al día, para evitar un exceso de proteínas.
El hierro se encuentra en muchos alimentos diferentes de nuestra dieta diaria, aunque en diferentes proporciones. A continuación, te mostramos algunos de los alimentos más ricos en hierro. Sin embargo, debes tener en cuenta que algunos pueden no ser adecuados para consumir en el embarazo o bien por niños pequeños. ¡Descubre cuáles son!