Esta prenda infantil contiene contaminantes químicos peligrosos para la salud del niño.
Si hay algo que les encanta hacer a los bebés cuando ya se han descubierto las manos y los pies es, sin duda, jugar con los calcetines, ya sea para quitárselos o para llevárselos a la boca. Un gesto tan inocente que puede acarrear serios problemas para su desarrollo y su salud. ¿Sabías que, entre cosas cosas, los bebés que se chupan los calcetines tienen más riesgo de hiperactividad?
¡Alerta: no debes dejar a tu bebé chuparse los calcetines!
Según un reciente estudio de la universidad de Granada, nueve de cada diez calcetines infantiles contienen Bisfenol A, un disruptor endocrino cuyas actividad hormonal está relacionada con disfunciones que conducen a enfermedad tanto en el niño como en adultos. Lamentablemente, esto no es una sorpresa, ya que el Bisfenol A (BPA) está presente en la gran mayoría de los plásticos, y las fibras artificiales utilizadas para la fabricación de textiles –incluyendo los calcetines- tienen su origen en los plásticos.
Si bien la ultimación de BPA en productos textiles no es necesariamente causa de alarma, ya que su absorción por vía tópica es mucho menor que su absorción por vía oral, el hecho de que este compuesto se encuentre en calcetines de bebés si puede resultar significativamente alarmante.
Para empezar, los calcetines están en contacto muy directo con la piel, lo cual aumenta la exposición al BPA. Además, la absorción vía tópica de este compuesto podría verse potencialmente incrementada con el aumento de la temperatura corporal, y lo que es más alarmante, los niños tienden a ponerse los pies en la boca, por lo que el BPA no solo accede vía tópica sino también vía oral, aumentando el riesgo de acumulación en el organismo.
Aunque desde enero de 2011 el bisfenol A es un material de uso prohibido en la fabricación de biberones infantiles, la Unión Europea aún permite su utilización para recubrimientos de latas y otros productos alimentarios, por lo que sigue estando en contacto directo con el alimento.
Desde 2018 se están evaluando a conciencia los estudios realizados sobre los efectos nocivos de este compuesto químico, y aunque a día de hoy aún no hay ninguna normativa que prohiba su utilización en la industria alimentaria, cabe la posibilidad de que en un futuro no muy lejano, las prohibiciones de utilización de este compuesto se vean ampliadas no solo en la industria alimentaria sino en otras como la textil. ¡Esperemos que así sea!
Por qué es tan peligroso el Bisfenol A para la salud
El bisfenol A (BPA) es un compuesto químico que se utiliza ampliamente en la fabricación de plásticos, sobre todo es clave en la fabricación de resinas epoxi y policarbonato de plástico, cuyo uso está ampliamente extendido en todos los sectores, incluyendo el de alimentación.
Concretamente, el policarbonato de plástico se ha utilizado desde hace más de 50 años para fabricar chupetes, biberones y botellas de agua, mientras que las resinas epoxi suelen formar parte del recubrimiento interno de las latas de comida y bebida. Sin embargo, al margen de estos productos relacionados con el sector de la alimentación, que solamente suponen un pequeño porcentaje del uso total, ¿dónde podemos encontrar BPA? ¿Qué efectos puede tener sobre la salud?
El BPA es conocido por ser un capaz de alterar del sistema endocrino, además de poder acoplarse a los receptores de algunas hormonas –sobre todo de la familia de los estrógenos- tal y como lo hacen las propias hormonas, pero ¿qué significa esto?
El BPA es considerado un ‘disruptor o mimetizador hormonal’, es decir, es capaz de ocupar el lugar de las hormonas, particularmente los estrógenos, en sus receptores, impidiendo que estos receptores estén libres para que los estrógenos naturales puedan acoplarse. Y, también, al bloquear los receptores, impide que los estrógenos naturales realicen sus funciones porque no pueden conectarse a su receptor.
Básicamente, si pensamos que el receptor es como un enchufe, el BPA se engancha a él como si fuera el protector infantil, impidiendo que el estrógeno, que podría ser nuestro electrodoméstico, pueda enchufarse y realizar su función (tostadora, batidora, aspirador…).
Problemas derivados de ‘consumir’ bisfenol A
Lamentablemente, los problemas no terminan ahí, ya que el BPA se acumula en el tejido graso a lo largo de la vida –no se elimina en su totalidad. Así, y ya que algunos estudios sugieren que puede atravesar la barrera placentaria, podría transmitirse de madres a hijos con lo que ello supone para la salud. ¿Qué problemas de salud acarrea esta acumulación de BPA?
– Obesidad
– Asma
– Problemas de comportamiento: hiperactividad, agresividad, cambios drásticos de humor…
– Alteraciones en la presión arterial
– Alteraciones en el sistema genitourinario
– Alteraciones en la aparición de la pubertad: presentaciones tempranas o tardías.
– Problemas de esterilidad: recuento de espermatozoides y calidad del esperma, anomalías en ovarios…
– Anomalías o defectos en el desarrollo sexual del feto: dificultad en la diferenciación entre el sexo masculino y femenino por la alteración de la síntesis hormonal.
– Cánceres relacionados con las hormonas sexuales: de ovario, próstata, testículo, mama, útero.