El error de reprimir las emociones de nuestros hijos

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El error de reprimir las emociones de nuestros hijos

Como padres muchas veces, los padres tendemos a reprimir a nuestros hijos cuando se muestran extremos en demostrar una emoción: tristeza, enojo, miedo y hasta felicidad.

Pero así, casi sin darnos cuenta, pensando que les estamos haciendo un bien, los vamos enseñando que este tema de demostrar abiertamente las emociones no es aceptable.  Te explicamos por qué debes evitar el error de reprimir las emociones de nuestros hijos.

Efectos negativos del error de reprimir las emociones de nuestros hijos

Los efectos de reprimir continuamente a nuestros hijos cuando expresan sus emociones pueden incluir:

  • Retraimiento:  Los niños pueden sentirse confundidos y crecer pensando que mostrar las emociones está mal, lo que les puede llevar a retraerse y a dejar de comunicar otras cosas importantes que viven, sienten o piensan.
  • Somatización: No expresar las emociones puede hacer que estas se manifiesten en forma de malestar físico como dolores de cabeza, de estómago, etc.
  • Ansiedad: Si los niños no logran expresar las emociones como el enojo, el miedo o la tristeza, esta puede transformarse en ansiedad que les lleve a comportamientos tales como morderse las uñas, rascarse, chupar objetos, problemas para dormir entre otras.
  • Inseguridad: Los niños que son muy sentimentales y continuamente son regañados o reprimidos en el tema de las emociones, pueden sentirse poco aceptados lo que les genera inseguridad y baja autoestima. 

Sin embargo, en el tema de las emociones es importante ayudar a nuestros hijos a mantener un equilibrio en su forma de reaccionar ante cada una de ellas; por ejemplo, los niños que lloran por todo pueden sufrir problemas y rechazo social por parte de sus compañeros al igual que aquellos que no saben manejar su enojo y muestran conductas muy extremas.

Es por ello que en vez de “reprimir” sus emociones, debemos ayudarles a “regularlas”.

Cómo ayudar a nuestros hijos a regular sus emociones

Es cierto que debemos dejar que nuestros hijos expresen sus emociones, pero al mismo tiempo podemos y debemos ayudarles a que esta expresión sea equilibrada. Apunta estos consejos para conseguirlo:

  • Modelarles con el ejemplo: De sobra está decir que la mejor forma de enseñarles algo a nuestros hijos, es a través de nuestro propio comportamiento. Por ejemplo: Si estamos enojados, podemos decir “me siento enojado porque no he tenido un buen día”, o “me siento muy triste porque recibí una mala noticia” …
  • Escucharlos cuando estén expresando lo que sienten y no descalificar su emoción: Es importante darles la oportunidad de expresar lo que sienten y no quitarle importancia, aunque nos parezca exagerado: “Entiendo que tengas miedo, cuéntame que sientes”; “llorar cuando uno se siente triste está bien”… entre más les permitamos hablar de lo que sienten, más fácilmente podrán regularlo; debemos escucharlos y preguntarles qué generó que se sintieran así. Esperemos a que se hayan desahogado para analizar la situación y darles consejos para sentirse mejor.
  • Ayudarlos a identificar la emoción que sienten: Los niños no siempre tienen claro qué emoción están sintiendo, en la medida que les escuchemos, podemos ayudarles a identificarlas y manejarlas.
  • Aprovechar los cuentos y las películas para hablar de las emociones: Cuando leemos un cuento o vemos una película, podemos pedirle a nuestro hijo que determine qué emoción está sintiendo el protagonista, la razón de qué se sienta así, qué opina de la reacción que tuvo y si cree que hubiera podido hacer algo diferente.
  • Ayudarle a resolver situaciones: Después de platicar con nuestros hijos sobre la emoción que sintieron, podemos brindarles alternativas para sentirse mejor, por ejemplo: hacer una lista con cosas que les hagan sentirse bien y escoger alguna de ellas si se siente triste, darle ideas para resolver algún conflicto en el colegio, como escribir una nota de disculpa si se trató de un conflicto por enojo, hacer un dibujo de aquello que le causa miedo para después deshacerse de él, etc.
  • Manejo del enojo: Quizá una de las emociones que generan reacciones más intensas en los niños es el enojo y la frustración cuando no pueden obtener algo que desean y aparece el típico berrinche a todo pulmón. En este caso debemos mantener la calma, decirle que si quiere llorar está bien, pero eso no cambiará la situación y que cuando esté calmado podrán platicar.

Las emociones son parte de nuestra vida, ayudar a nuestros hijos a expresarlas, identificarlas y regularlas es nuestra misión, hagamos de ella una tarea de tiempo completo.

Guía Infantil

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