5 recomendaciones para el cuidado de pacientes pediátricos con dermatitis atópica

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Estudios indican que más del 60% de los casos aparecen en los tres primeros años de vida y que, aunque tienden a ir disminuyendo sus brotes con la edad, hay casos en los que pueden continuar hasta la adultez.

La dermatitis atópica (DA) es una patología cutánea inflamatoria, con un curso crónico y brotes intermitentes alternando con fases de remisión que, aunque no tiene una causa concreta, se ha determinado que algunos agentes de esta enfermedad son propios de cada individuo y condicionados por la carga genética.

La doctora Maritza Franco, especialista en salud pediátrica de la Clínica Reina Sofía, en Bogotá – Colombia, confirmó durante entrevista para la revista Medicina y Salud Pública que “la dermatitis atópica hace parte de un conjunto de enfermedades que denominamos la marcha alérgica o la marcha atópica. La dermatitis, como su nombre lo indica –al igual que casi todas las –ITIS- hace referencia a inflamación, en este caso de la piel, por una reacción alérgica que se manifiesta con lesiones de tono rojo y descamación, producidas por factores genéticos, ciertos alimentos o con algún contacto específico, como ocurre básicamente con la dermatitis en el área del pañal. Ésta tiene que ver con el contacto que tienen los bebés en esa área, con el mismo pañal o con secreciones como la orina o la materia fecal que los irrita y que les producen manifestaciones de enrojecimiento, dolor y ardor. Por su parte, los lactantes también suelen presentar lesiones en la cabeza denominadas costra láctea”.

Estudios indican que más del 60% de los casos aparecen en los tres primeros años de vida y que, aunque tienden a ir disminuyendo sus brotes con la edad, hay casos en los que pueden continuar hasta la adultez. Por su parte, los lactantes suelen presentar las lesiones en cara, extremidades y dorso de los pies, mientras que en los adultos la padecen más en las zonas flexoras de rodillas y codos y, en el cuello.

Prevención para la dermatitis atópica

La mayoría de pacientes con DA también carecen de ciertas proteínas de la superficie de la piel que son importantes para mantener la función de barrera. La pediatra Maritza Franco asegura que lo primero que se debe hacer es prevenir esta enfermedad, y no esperar a que se manifiesten los síntomas.

“Si bien este padecimiento puede llegar a ser genético, un 75% por parte de las madres y el 25% restante de los padres, los padres pueden comenzar a cuidar a los niños a través de la alimentación, evitando sustancias alergénicas, con conservantes y colorantes”, argumenta.

Cuidados en casa

Así mismo, una publicación de la Clínica Universidad de Navarra en España, las siguientes pautas podrían facilitar la reducción del picor y el rascado y, como consecuencia, disminuir los brotes.

  1. Una buena hidratación: preferiblemente usando sustancias libres de perfumes (geles sin detergente o específicos para pieles atópicas). “En la medida que mantengamos la piel lo más hidratada posible será menos probable que haya afectación de esa piel y, por lo tanto, nuevos brotes”.
  2. Realizar baños cortos: alrededor 10 minutos por cada baño. “Se pueden dar a diario controlando los tiempos”.
  3. Evitar temperaturas extremas: el frío y la sudoración empeoran el eccema y, por tanto, aumenta el rascado y el riesgo de infección. El mar y el sol, con protección, tienen un efecto antiinflamatorio beneficioso.
  4. Utilizar una toalla sin frotar.
  5. Usar ropa preferiblemente de algodón.

Sin embargo, la diversidad de agentes desencadenantes lleva consigo la falta de un tratamiento único. Los corticoides tópicos, inmunomoduladores o los fármacos biológicos son algunos de los procedimientos que se llevan a cabo para paliar sus síntomas y tratar de evitar nuevos brotes. Unos procesos que están en continuo desarrollo y que llevan la dermatitis atópica a estudio. El último, el que se ha desarrollado en Estados Unidos: el ‘Dupilumab’.

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