No se puede negar la influencia de los tíos, más allá de que los padres constituyan las figuras más importante en la educación de sus hijos, cuyo papel dentro del crecimiento de los niños es uno difícil pero esencial.
Aunque no cuentan con la misma autoridad de los padres, no pueden tampoco convertirse en los amigos de sus sobrinos ni convertirse en la fuente que acepta todos los caprichos de los más pequeños.
“No obstante, los tíos pueden ayudar en gran medida al desarrollo de sus sobrinos, empezando por hacerse cargo de estos para ayudar a los padres en la conciliación.”
Aunque con una mayor flexibilidad, los tíos siempre deben mostrarse delante de sus sobrinos como personas responsables que siguen normas y reglas ya establecidas.
Nunca se debe contradecir a los padres delante de sus hijos y poner en duda su forma de educar.
“Los tíos, al no representar una figura tan férrea como la de sus padres, pueden ser el canal perfecto para favorecer que los más pequeños entren en confianza y logren que les hablen de sus problemas e inquietudes, convirtiéndose también en una fuente de apoyo adicional”.
Por otro lado, aunque un tío logre convertirse en una figura cercana al niño, nunca debe entrometerse en la educación que imparten los padres a sus hijos. Siempre deben aconsejar, pero nunca sobrepasar las normas que se han establecido en un hogar.
Redacción Pediatría y Familia