Es importante que el autismo se detecte a edades tempranas (durante los 3 primeros años de vida). Sin embargo, se trata de una tarea compleja por la falta de pruebas médicas específicas para el diagnóstico que se hace al observar y valorar la conducta del niño. A continuación, se enumeran algunas de las señales a las que debemos prestar atención durante los tres primeros años de nuestro hijo para saber si padece autismo.
Desde el nacimiento hasta los 3 meses
- Cuando lo coges en brazos permanece totalmente pasivo o rechaza el contacto corporal de forma activa.
- La sonrisa social no surge.
- Evita la mirada, el contacto ocular es escaso.
6 meses
- Emite gritos monótonos, monocordes y sin intención comunicativa o significativa.
- No surgen vocalizaciones interactivas y la ausencia de comunicación es clara.
- No imita sonidos, expresiones o gestos.
- Da menos respuestas de orientación, parece que no oye lo que le dices y no atiende cuando se lo pides.
1 año
- Deambula y muestra mucha inquietud o impulsividad con dificultades para regularlas de forma externa.
- No ejecuta gestos comunicativos adecuados como el movimiento de la mano para despedirse y la ausencia de lenguaje oral (o en el caso de que aparezca, no existe un uso funcional).
- Aparecen las estereotipias: por ejemplo, se balancea, aletea las manos, repite un sonido o movimiento o le fascina un estímulo determinado.
2 años en adelante
- Muestra pobre interés por explorar el entorno y persiste el uso estereotipado de los objetos sin que aparezca el juego funcional.
- No se interesa por otras personas o, en particular, por otros niños. No establece los patrones de interacción y comunicación que pueden esperarse a su edad.
- El lenguaje comprensivo y el expresivo están poco desarrollados. En el caso de que sí haya lenguaje, se da de una forma extraña y no funcional.
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