Aproximadamente, al segundo o tercer día después de haber dado a luz, se produce la subida de la leche a las mamas. Mientras que esto sucede, el recién nacido se alimenta de calostro, un líquido ligeramente espeso que se produce antes de la leche definitiva.
Es considerado por muchos como oro líquido, debido a los beneficios que trae consigo, como la alta concentración de inmunoglobulinas, lo que brinda protección. También, tiene efectos laxantes, puesto que el calostro ayuda a eliminar el meconio o deposiciones del bebé.
Sorprendentemente, el cuerpo comienza la producción desde el quinto mes de embarazo para que, en caso de que el bebé nazca antes de tiempo, también pueda favorcerse de los beneficios que tiene.
¿Por qué es tan importante el calostro?
- Favorece la maduración intestinal del recién nacido
- Es rico en carbohidratos, lo que le permite prevenir la hipoglucemia
- Reduce los riesgos de padecer ictericia
- Contiene vitamina A, que previene el riesgo de que el bebé contraiga infecciones
- Es fácil de digerir, y la succión constante estimula el pecho para que se produzca la subida de leche
La transición de calostro a leche no suele ser dolorosa. Lo que sí puede ocurrir es que aumente la vascularización en el pecho, haciendo que esté más caliente, endurecido e inflamado. Ahora bien, si hay una obstrucción en el drenaje de la leche, sí se puede producir dolor.
Expertos recomiendan el inicio precoz de la lactancia materna para evitar complicaciones en los meses posteriores, de igual manera puedes consultar con tu médico de cabecera cualquier duda o inquietud que pueda surgir.
La composición de la leche va cambiando progresivamente desde el cuarto día después del parto, hasta las dos semanas siguientes. Estos cambios suelen presentarse muy rápido y poco a poco se van ralentizando cuando se estabiliza la leche definitiva hasta el final de la lactancia.
